Han pasado tres años desde que fuí uno de los hinchas más felices del mundo al ver por primera vez en mi vida a Millonarios coronandose campeón del fútbol colombiano, un privilegio que veía siempre en la televisión con otros equipos pero que el 16 de diciembre de 2012 fue para mí.

Al ver a los jugadores de ese recordado grupo dirigido por Hernán Torres levantando el trofeo en el Estadio El Campín tras una agónica serie de penales donde Luis Delgado atajó el último cobro, mis esperanzas de ver una institución ganadora de títulos y victoriosa en cada torneo que juege aumentaron a tal punto de no pensar lo contrario.

Ahora que leo esa idea del párrafo anterior, me siento decepcionado de creer eso, de ver lo ingenuo que fuí al imaginar un equipo ganador a partir de esa estrella 14 que conseguiría ser el más grande una vez más y recuperar su rótulo de grande sin necesidad de vivir del pasado.

Son tres años de ver fracaso tras fracaso, derrota detras de otra, y cambios llenos de más cambios, todos yendo por el mismo camino, el de la nada y la confusión de no saber qué hacer.

Tres técnicos, tres presidentes y una cantidad de fracasos deportivos en los procesos creados para recobrar la senda ganadora con el pecado de la falta de planeación, directivos parecidos a un cancer en la institución, jugadores sin sentido de pertenencia, y humillaciones inadmitibles como las ocurridas en el segundo semestre de 2014.

Agregando sal a la herida, nuestros rivales eternos hacen lo que Millonarios no hace: ser grandes. Es el caso de Santa Fe que llevaba el mismo camino de nosotros con la sequía de 37 años sin ser campeones, y seis meses antes que los azules lograron su séptima alegría, y gracias a su buena gestión institucional y buscar en cada campeonato ser los mejores, ya tienen dos Superligas, la octava estrella y una Copa Sudamericana, esa que los aficionados embajadores vieron cerca desde las semifinales en 2007 y 2012.

Y qué decir del enemigo jurado de azules y bogotanos como Atlético Nacional, que en esta semana disputará una nueva final para conseguir la estrella que Millonarios no ha sido capaz de conseguir en tres años. Así es, están cerca del decimoquinto título, y si lo logran se acaba el último rótulo importante que tenía el cuadro embajador y que daba consuelo en las etapas de crisis: 'el más veces campeón'.

Añadiendo al pequeño tema de los verdes, en 2012 tan solo tenían 11 estrellas, así que hagan un recuento de lo que ganaron a partir de allí y lo que Millonarios ha hecho desde ese entonces.

No puedo creer la fidelidad de esta hinchada que acompaña con 10.000 espectadores en cada partido que jugó el equipo en estos años, siempre con la ilusión de ser campeones, y que pese a la traición de los jugadores de no lograrlo, se mantienen cantando y defendiendo a capa y espada la institución.

Esa pasión de nueve millones de aficionados azules debería ser premiada, pero como las directivas solo piensan en el dinero de los abonos y en cómo pueden ser peores gestores del monstruo que crearon a finales de 2013 con la salida de quienes los hicieron ganadores, ese amor se hiere tan profundamente que duele cada día, tanto que por eso escribo esto.

Finalmente, hago una reflexión de que después de tres años me cansé de celebrar lo mismo, de recordar el mismo trofeo y el mismo momento de la atajada de Delgado. Estoy harto de seguir creyendo en las palabras de jugadores, entrenadores y dirigentes que dicen que "harán lo posible para salir campeones", porque esas palabras son tan vacías como la estantería azul desde 2012.

Aún me queda una pizca de esperanza de que todo será mejor y que el 2016 será bueno para toda la afición azul, pero mientras veo que el rival de patio sigue celebrando su título internacional y el enemigo de toda la vida esta muy cerca de ser totalmente superior en trofeos, todo campeonato profesional que juege el equipo y no lo gane, o no lo pelee, será en mi opinión, un rotundo fracaso para una institución que se hace llamar 'grande'.

Ese 16 de diciembre de 2012 quedó atras en el tiempo, pero me temo que se esté convirtiendo en algo que llamaré 'un 18 de diciembre de 1988', haciendo alución al día que Millonarios logró la estrella 13 en Barranquilla y que durante 24 años fue el único título de Liga. Ya pasaron tres años, y el barco se encamina a esos senderos de tristeza y decepción.