Estaba tendido sobre el campo de juego y los hinchas del DIM se llevaban las manos a la cabeza. Parecía grave. Estaba haciendo uno de sus mejores partidos y Didier Moreno salía en camilla por el arco sur del Atanasio Girardot. Permanecía inmóvil y la expectativa continuaba en las tribunas, hasta que el número 6 se levantó del suelo con un gorro en la cabeza tras el corte que había sufrido en su ceja. Los 40 mil hinchas rojos suspiraron con alivio, porque volvía al juego la seguridad del medio campo a continuar defendiendo la sagrada frente al rival de patio. Ese día el chocoano cortó todos los circuitos del verde, se hizo dueño de la cancha y demostró que la regularidad durante el año 2015 con el Poderoso de la Montaña se debe a la confianza de Hernán Torres y Leonel Álvarez. Esa noche Didier mostró que en su mentalidad está prohibido rendirse. 

Con 86 pases y una efectividad del 88,4 % cada que le dio la pelota a un compañero mostró que era el mejor de la cancha. Sin embargo, ese 11 de diciembre de 2015 fue el reflejo de todo el trabajo realizado a lo largo del año por el oriundo de Pizarro, Chocó. 

A comienzos del presente año el DIM lo presentó como: "El Medallo le augura muchos éxitos, sabe que su camiseta estará representada por un hombre que combina la elegancia con la marca férrea, bienvenido Didier este club te va a hacer bien". Ambas cualidades las demostró en cada partido. Se convirtió en la tuerca que unía todos los engranajes. Con la disposición táctica del director técnico Leonel Álvarez, Moreno se convirtió en el eje central en compañía de Daniel Torres y fue variante defensiva y ofensiva en cada uno de los cambios que realizaba Leo.

Durante el torneo jugó 21 de los 24 partidos. Fue el segundo jugador con más minutos. 1.815 minutos jugados, detrás de Daniel Torres, y salió sustituido unicamente en 4 ocasiones. La elegancia con la que lo había descrito Eduardo Silva Meluk en su presentación, y siendo tal vez el jugador con menos nombre que había llegado a las toldas rojas en compañía de Hechalar, Caicedo y Silva, se convirtió en la tuerca que ajustaba cada engranaje. Hacía el trabajo de quitar la pelota y luego entregarla con tal limpieza que le diera salida con el primer o segundo pase al Poderoso de la Montaña. 

Didi, como le llaman algunos aficionados del Equipo del Pueblo por aprecio, denotaba seguridad, confianza y actitud con su presencia en los 11 titulares. Durante la Liga Águila II, realizó 70 entradas a lo largo de todo el torneo. Ganó en 56 ocasiones, lo que significa una efectividad del 80%. Recuperó 120 balones. Sus números en la parte posterior eran muestra partido tras partido de que el número 6 estaba en un gran momento. 

El alto rendimiento, trajo consigo rumores que preocuparon a la fanaticada escarlata. La posible salida a River Plate eran la evidencia que el volante de marca pasaba por las mieles de un buen rendimiento. Era el fiel acompañante del capitán Daniel Torres, y en cada ataque que sufría el equipo, Moreno era uno de los guías en los movimientos que debía realizar el sector defensivo. 

Su trabajo era silencioso, no tenía el reconocimiento que si recibían Marrugo, Torres o González. Sin embargo, Leonel tenía claro que Didier era la arandela que nunca se podía desajustar. Era el hombre que ofrecía variantes en sus módulos tácticos. Inició haciendo pareja con el bogotano en el partido con Once Caldas. Luego, fue utilizado como lateral derecho por algunos encuentros para ganar marca en la banda. En la semifinal por Copa Aguila, lidió con Vladimir Hernández y lo taponó completamente en el sector derecho. Y al final del torneo se acomodó al tres en la mitad, acompañado por Torres y la Goma Hernández, haciéndose dueño y señor del medio campo. 

El chocoano de 1,80 metros de altura también era fórmula ofensiva en el Poderoso. Ocupaba posición para ganar rebotes e iniciar las jugadas. Tuvo 13 remates. Solo 2 fueron a portería. La falta de precisión en el remate puede ser una de sus debilidades en ataque. Sin embargo, la visión de juego y el panorama desde la parte de atrás hizo que el rojo paisa generara 14 ocasiones de gol. 

El semestre de Didier pudo ser redondo. El lunar está en que no pudo refrendar su buena temporada con el titulo. Sin embargo, en su cabeza, la torre de control, está prohibido rendirse. Firmó con el DIM por tres años más y su nombre es sinónimo de esperanza, seguridad y confianza de que puede potenciar cada una de las cualidades y virtudes que lo hicieron merecedor de ser uno de los jugadores con mayor regularidad en el once titular y uno de los futbolistas que vestirá la sagrada del poderoso por una temporada más con el anhelo de conseguir la sexta estrella y dejar huella en la familia del Deportivo Independiente Medellín.