El Medellín es un equipo dantesco como pocos. Excusas al que se sobresalte por dicha calificación, pero aquello que logra con paciencia acercar a alguien al más grato paroxismo y luego arrastrarlo a la honda tristeza y desilusión difícilmente podría merecer otro adjetivo. Eso es Medellín: alegrías desorbitadas y sufrimientos abismales. Una montaña rusa, una ruleta rusa.

El segundo semestre del 2006 prometía. Las recientes y destacadas participaciones del DIM en torneos internacionales, el cambio de administración (ahora Sueños del Balón) figuras de antaño como Mao Molina, ‘Choto’ Cortés, Néider Morantes, y otras foráneas como Eduardo Domínguez y Rodrigo Riep alimentaron la ilusión de los hinchas. Era la primera participación del Poderoso en la Copa Sudamericana (y la única hasta el 2016) y su rival era el Deportes Tolima.

El Medellín vistió de blanco y azul aquella noche del 23 de agosto en el Manuel Murillo Toro. 3-1 ganó Tolima. El Medellín empataba el partido gracias a un pase quirúrgico de Néider a Valoyes, que en su control dirigido eludió al central del Tolima y le salió un remate que se estrelló con el horizontal pero que capitalizó Mao y la mandó a guardar. El segundo tiempo fue fatídico: Charria -de tiro libre- y Quintero sellaron en dos minutos la victoria del Tolima sobre un Medellín atragantado de goles.

Consciente de que era imperioso poner toda la carne en el asador, Luna dio descanso a José Mera, ‘Choto’, ‘Mao’ y otros cuantos en el fin de semana que intercedió la serie; y para la vuelta salió a jugar con un solo volante de marca.

Del aquel partido en el Atanasio se habla poco porque fue un partido para el olvido. A los 11 minutos una confusión entre Brayan López y Mera terminó en un autogol de cabeza del central y desde ahí los ánimos cayeron como piedra. En el ocaso del partido vino un gol de Domínguez que dejó en tablas el partido e iniciados a los 17 mil fieles que fueron a acompañar al Poderoso. Morantes y Molina no tuvieron la lucidez de otros días, Valoyes si apenas se vio, y Pino y Riep poco alcanzaron a hacer en el tiempo que jugaron.

Si para alguien sirve de consuelo, ese Deportes Tolima terminó siendo el subcampeón de dicha edición del torneo local en la que campeonó el Cúcuta y Medellín quedó a un punto de disputar aquella final, logrando, en esa campaña, 13 partidos ganados, 2 empatados y 9 perdidos.

Por segunda vez en su historia Medellín acudirá a esta cita continental. De aquella nómina aún se conserva un jugador: Mao Molina, que con mil batallas encima volvió al Medellín y en su primer semestre de regreso alcanzó la gloria. Sabe que hay una espina que sacar, aprendió que no hay rival pequeño y anhela revivir la gesta del 2003, cuando el Medellín enamoró con fútbol al continente.