No hace falta reiterar que el Medellín, por estos días, tiene más parecido a una IPS (Institución Prestadora de Salud) que a un equipo de futbol profesional y, por lo tanto, hace falta desentenderse del “podría ser si” y del “pero es que faltó” para arriesgar una interpretación del presente futbolístico de los dirigidos por Leonel Álvarez y, propiamente, de este partido.

En primer lugar se debe destacar la inteligencia del módulo táctico que viene planteando Leonel desde el semestre pasado. El 4-2-2-2 soluciona problemas de acompañamiento en la delantera (algo enteramente necesario cuando cuentas con un jugador como Caicedo, de por cierto aceptable partido) y brinda solidez a la primera línea de volantes, pero tiene un problema: desatiende el ataque por las bandas. La única forma de contrarrestar este punto negativo de este orden es, como lo logró el Brasil del 2002, con laterales proyectados constantemente por sus bandas; Juan David Valencia y Marlon Piedrahita son, más allá de su nivel irregular, jugadores que se prestan para ello, y eso ha procurado Leonel hoy y en los últimos partidos –prueba indiscutible: el par de goles que ajustó Marlon en Liga Águila-.

Sin embargo, y muy a pesar de que el Poderoso lo que más atacó en el primer tiempo fue las bandas, el gol no llegó por ahí. Caicedo recibió de espaldas (para variar) y, con una exquisita primera intención, dejó para Hechalar que no se puso nervioso y definió por abajo. Esa es otra constante del Medellín: un pivot acompañado de otro que resuelve llegando desde atrás; antes lo fue Castro y ahora es el argentino.

Y en esas, con un Medellín lanzado al ataque y con el afán de abultar el marcador, terminó el primer tiempo. Santa Cruz, por su parte, esperando (quizá un contragolpe certero, quizá el partido de vuelta en Brasil, quizá ambas).

Para el segundo, en cambio, sí salió a proponer más, en vano. Es este un equipo al que lo que le sobre de ganas y de hambre de gloria le falta de futbol, recursos, y talento. Sus delanteros fueron anulados muy fácilmente por el aplicadísimo trabajo de Cabezas y Didier –en conjunción con los centrales- y fue realmente poco lo que lograron inquietar el arco de González, pese a los intentos. Lógicamente, su empresa hizo que se produjeran espacios, espacios que Medellín no logró explotar y materializar en goles que hubieran significado una ventaja más significativa. Hubo problemas en la generación de ideas en el mediocampo y la salida de La Goma hizo que Medellín perdiera profundidad y trascendencia en tres cuartos de cancha.

Como conclusión –si es que de un partido de fútbol se puede concluir algo- hubo una solidez defensiva que evitó que se vulnerara el arco de González, producto de un trabajo concienzudo entre semana, de una coordinación para la posesión de balón y de una atención quirúrgica en los balones por arriba que tanto procuró el rival; pero también debe reconocerse un problema en la generación de ideas en el mediocampo de Medellín, algo que ni siquiera inquietaría a un rival de mayores pergaminos, sea en el rentado local o en un torneo internacional.

Postdata: la confianza en los juveniles debe potenciarse y debe verse expresada en minutos en la cancha. El segundo gol vino de un pase de Atuesta –un juvenil al que le sobran condiciones y un futuro promisorio- y de un cabezazo de Cortés. Que esto sea suficiente para que este fin de semana sean el recambio de los titulares que viajarán a Brasil, porque el DIM va arriba en la serie, pero, si algo tienen claro los hinchas, es que con Medellín nunca se sabe.