Después de estar lesionado y fortalecer la recuperación, fueron necesarios 4 partidos en los que fue titular de 10 que ha disputado Atlético Nacional, en la presente temporada, para que Andrés Felipe Ibargüen, extremo derecho, retomara el nivel futbolístico que se le conoció a finales del año pasado.

En el partido contra Independiente Santa Fe,  se vio una vez más ese jugador desequilibrante, que intercambió de posición con Dayro Moreno, se echó el equipo al hombro, hizo sociedades constantes con Edwin Velasco, como en el primer gol: inició la jugada, le pasó el balón a su compañero Velasco, quien se la devolvió, y terminó con el centro de Ibargüen y el cabezazo de Luis Carlos Ruíz.

Potencial maduro

Desde que llegó al equipo ‘verdolaga’, Andrés Felipe, siguió con ese juego vistoso que se le conoció en el Deportes Tolima, pero le agregaron algo, la colectividad, factor elemental para que el jugador siguiera creciendo con sus principales características, la rapidez y las fintas, siempre teniendo en cuenta el apoyo de sus compañeros en la cancha.

Otra situación con la que cuenta él, es que siempre intenta mantener ocupado al defensa central y lateral derecho con el que le toque enfrentarse. Ayer, en la victoria ante Independiente Santa Fe, se pudo ver en el desarrollo del partido que Carlos Mario Arboleda, defensa central, y Leyvin Balanta, lateral izquierdo, no pudieron hacer mucho para evitar los constantes ataques de Ibargüen y Edwin Velasco.

Ya recuperado y con buena puesta a punto, Andrés Felipe Ibargüen, se vuelve a convertir en pieza fundamental para Reinaldo Rueda y Bernardo Redín.