Vamos a imaginar que estamos en un concesionario. El Atlético Nacional modelo 2017 viene en dos presentaciones. La Internacional tiene lo básico y cumple sin deslumbrar. La versión de Liga es full equipo y parece andar con gasolina de avión.

El Nacional de la Liga parece irremediablemente encaminado a romper -de nuevo- el récord de puntos en torneos cortos. Le ganó, además, a sus rivales directos en la lucha por el título. Sin modestia pero sin soberbia, los hinchas asumen que es muy probable lograr la 16 a mitad de año. El equipo de Liga es, como el álbum de Pantera, una vulgar demostración de poder.

Por otro lado, tenemos el Nacional de Libertadores y Recopa. De momento ha dejado más dudas que certezas. Algunos exagerados, los hinchas más pesimistas y los periodistas más malintencionados, hablan de crisis. No se trata de haber perdido ante Barcelona y Chapecoense, se trata de cómo se perdió. El equipo internacional se vio maniatado en dos partidos que, sobre el papel, eran absolutamente ganables.

Ese es el análisis obvio. Basta con mirar el periódico del lunes para pensarlo. ¿Se trata de una comparación injusta? Tal vez sí. Once partidos son más que suficientes para afianzar una idea de juego. No todos los partidos son vistosos, como contra Millonarios. Pero Nacional controló el trámite del juego todo el partido y bastó un solo golpe para llevarse el botín. No es necesario ver 90 minutos de gambetas y caños, no es necesario estrellar 50 pelotas en los palos. Fue un partido feo pero qué lindo es ganarle a Millonarios en Bogotá.

El equipo internacional, obviamente, no cuenta con once partidos para ponerse a punto. La comparación entre ambos equipos es injusta en la medida que las circunstancias son diferentes para cada competencia. Primero que todo, en este semestre solo se juega la fase de grupos y no toda la Libertadores. Eso hace que Nacional sea un equipo más competitivo en Liga: evita que tenga que poner la sub20 ante Santa Fe o Junior.

Segundo, los rivales de la Liga no hacen todo lo que podrían por evitar el dominio 'verdolaga'. Desidia, corrupción, mala gestión de los recursos, quedarse en acusaciones ridículas, no estudiar al rival: razones hay muchas. El gran mérito de Barcelona y Chapecoense fue identificar los puntos débiles del equipo y apegarse al libreto. No fue necesario un equipo multimillonario, tan solo presión alta e imponer un juego más físico. Bastó con no dejar pensar a un equipo acostumbrado a resolver los partidos elaborando cada jugada.

El hincha de Nacional, se sabe, es el más exigente del fútbol colombiano. Es el hincha que se desespera si a los 50 minutos el equipo toca hacia atrás sin ir ganando. Esa exigencia ha contribuido a la grandeza del equipo, pues Nacional no gradúa mediocres. Pero por ahora, solo por ahora, deberíamos dar un compás de espera. Nacional cabalga la Liga y a nadie parece importarle, ya que la prioridad es revalidar la Libertadores. El arranque de Nacional a nivel internacional ha sido feo, pero qué lindo es que nos callen la boca. Ya estamos acostumbrados.

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Sobre el autor
Sebastián Areiza Correa
Estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedial en la UdeA. Lo bonito del fútbol es que cada ocho días da revancha.