Quizás no sea lo más 'políticamente correcto' clasificarme o develar en mi corta carrera periodística el equipo al cual soy hincha. Pero es sano que conozcan uno de los motivos por el que me encaminé en este oficio/profesión de alguna manera. El fútbol como el periodismo, es algo que todos piensan que es sencillo, pero pocos verdaderamente llegan. 

El fanático de Atlético Nacional se divide en varios estratos o tipos de personas, casi siempre son similares: Está el hincha de resultados, el que lo sigue siempre pero vive lejos, el que está siempre, el que encontró su lugar en el Mundo cada 15 días en el Atanasio o donde juegue allá lo va a ver. Todos esos fanáticos tienen su cariño a su manera, para gustos los colores y eso es lo que une a esa amorfa masa de 'locos' por estos colores.

Mi historia no dista mucho de otras personas. Crecí fascinado con el 'toque toque paisa', el aporte a la Selección Colombia, las locuras de René, los goles de Víctor Aristizábal, la magia de Hugo Morales, la sabiduría del 'maestro' Alexis García, la alegría de Camilo Zúñiga, el liderazgo de Alex Mejía o José Amaya, el mito y la caballerosidad del eterno Andrés. 

Así por citar algunos, desde el 94 los vengo visitando en el 'coloso de la 74'. Unas tardes felices, otras amargas, pero siempre con el orgullo de tener como guía el escudo con forma de castillo, la A y la N grabada en mi pecho y en mi alma. 

Pasaron los años: llegaron los amigos, amores también, todos relacionados con este equipo de fútbol. En mi casa, que no gustaban tanto del fútbol, se iba inclinando por la fuerza que se le hacía al querido 'verde'.

Por allá en el 2010 tuve el honor de representar a los hinchas de Nacional en el lanzamiento de su indumentaria, creo que ha sido lo más cerca que he pertenecido verdaderamente al equipo. La gente me pedía fotos, autógrafos, una locura. ¡Pero si yo tan solo era uno más de esa masa verde! -Pensaba mientras ingresaba al estadio, aquella noche justamente en un partido ante Junior, como el de esta noche. 

El tiempo continuó, el cuento del periodismo me fue atrapando y en menos de tres años estaba en Argentina persiguiendo un sueño formativo. Por fortuna y los buenos resultados en los torneos locales, Nacional me iba a 'dar vueltecita'. Cada partido en tierras extranjeras era un cúmulo de júbilo, pasión y locura. 

Me gradué de periodista y el 'verde' me daba la oportunidad de seguir sus pasos. El deber de informar, educar y entretener que me brinda esta etapa me hace analizar mejor al equipo, como juega y conocer un poco más la institución desde adentro. 

No se en que etapa del club esté cuando llegue a los 80, 90 o al centenario, tampoco si llegaré. Pero hay algo que jamás negaré y es ese amor por Atlético Nacional.