Aparecieron muchos comentarios negativos, la mayoría con la cabeza caliente, tras la derrota de Atlético Nacional en la Superliga Águila por 1-2 frente a Millonarios propiciando el primer mal ambiente para Jorge Almirón desde que tomó posesión en la dirección técnica 'verdolaga' desde el mes de diciembre.

Ante esta situación decidí escribir esta columna de opinión exponiendo mi punto de vista general sobre el partido y haciendo un llamado a la prudencia a la hora de calificar un proceso que inició mal pero que debemos ser pacientes y dar veredictos más justos cuando la campaña esté más desarrollada, al menos después de que el equipo haya jugado 3 o 4 partidos de la Copa Libertadores.

Si bien el equipo verde ganó la Florida Cup, hay que recordar que fue un torneo amistoso que se jugó sin refuerzos y que muchos de los rivales venían sin ritmo o también con procesos en construcción, por lo cual no da un juzgamiento muy objetivo de lo que puede ser la actuación de un equipo en una campaña futura.

El partido de ida de la Superliga en Bogotá fue muy pobre desde el punto de vista espectáculo y con un Nacional poco ofensivo que le costó adueñarse del balón y que solamente produjo una opción clara de gol cuando Jeison Lucumí estrelló la pelota al travesaño faltando poco para terminar el partido, mientras que el debut de Liga en Ibagué se le vio a un equipo verde incómodo en el primer tiempo y que aprovechó su opción de gol en el segundo tiempo hasta que le tocó sufrir para defender esa ventaja.

Con base a esos dos partidos anteriores, creo que Nacional mostró su mejor cara del 2018 durante los primeros 30 minutos del partido de anoche frente a los embajadores, con mucha dinámica y traslado de balón de lado a lado que desorientó a Millonarios y que después del primer gol de Rentería se pudo haber liquidado con un par de chances de Dayro Moreno y Vladimir Hernández.

Inexplicablemente llegó el empate bogotano con Roberto Ovelar y vi a un Nacional perdido que no supo salir del shock de ese gol de la igualdad, sintiéndose más inseguro a la hora de tener la pelota y de hacer salidas desde el fondo donde Fernando Monetti más de una vez se complicó innecesariamente con el manejo de sus pies.

Carlos Cuesta que se había destacado por ser un defensa muy sólido y maduro desde la era Rueda, inexplicablemente se equivocó en varias ocasiones en los dos partidos de la Superliga como si fuera un primerizo, siendo su último error el que le costó el segundo tanto a favor de Millonarios en una mala entrega de pelota y también en un pésimo posicionamiento del guardavallas Monetti.

Si bien Nacional acorraló a Millonarios hasta el final del partido, se notó nuevamente la dificultad de generar opciones de gol constantemente al igual que en la era Lillo, mientras que las pocas oportunidades que se presentaron no pudieron ser materializadas en goles.

Jorge Almirón manejó bien el partido frente al Tolima para enderezar lo mal que se vio su equipo en el primer tiempo, pero anoche no estuvo a la altura en la lectura del juego y no utilizó un tercer cambio dejando en el banco a Aldo Leao Ramírez que debió haber ingresado por Gonzalo Castellani que jugó un partido muy regular tirando a malo (para el DT, Castellani jugó bien).

¿Hay que estar molestos porque se perdió el título? Claro que sí. ¿Hay que pedir la cabeza del DT y de algunos refuerzos? Definitivamente no y eso es algo que ya lo habíamos vivido con otros técnicos como Juan Carlos Osorio quien tuvo un comienzo turbulento por casi un año hasta que por fin estabilizó el equipo, y el caso de Reinaldo Rueda que había sido eliminado de la Copa Águila por el Junior y la derrota en el clásico paisa hasta que el equipo despegó en la goleada por 0-4 a Junior en Barranquilla.

Esperemos que con el paso de los partidos el equipo empiece a terminar de construirse y consolidar su idea de juego, y cuando ya pasemos después de la mitad del torneo se podrá evaluar más justamente la buena o mala labor de Almirón.

Anhelo y espero que para el 27 de febrero que es el debut de la Libertadores ante Colo-Colo en Santiago, ya la idea de juego del verde de la montaña esté muy madura y más para ese partido que en el papel es el más difícil de afrontar de visitante, aparte de Bolívar en la altura de La Paz.

Seamos pacientes y recuerden que esto apenas está comenzando, sigamos acompañando a Atlético Nacional en el estadio y confiemos que tanto el nuevo entrenador como los refuerzos nos devolverán la fuerza que perdimos el año pasado.