Italia 1990 es uno de los mundiales más recordados de la historia por las grandes sorpresas que fueron Camerún y Costa Rica, el famoso escupitajo del holandés Frank Rijkaard al alemán Rudi Völler, el tan discutido penal de Alemania frente a Argentina en la final y por supuesto la famosa canción de Un'estate italiana, interpretado por Gianna Nannini y Edoardo Bennato que fue catalogado como una de las mejores canciones de la historia de las copas del mundo.

Colombia también hizo parte de aquella cita mundialista donde se vivieron las mayores alegrías de la historia de nuestro fútbol antes de lo que fue Brasil 2014, con un plantel lleno de jugadores talentosos y un cuerpo técnico consagrado continentalmente un año antes de la cita mundialista.

El camino a Italia

El país venía de celebrar el título conseguido por Atlético Nacional en la Copa Libertadores de 1989 y no solamente marcó un punto de inflexión para el equipo verdolaga sino también para el fútbol colombiano en general que hace rato estaba en deuda a nivel internacional.

El presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, León Londoño, mejor conocido como el hombre del tabaco, designó al cuerpo técnico liderado por Francisco Maturana para tomar las riendas de la Selección, formar una base de jugadores de Atlético Nacional y complementarlo con los mejores futbolistas de los otros equipos del rentado nacional.

La base verde estaba encabezada por René Higuita, Andrés Escobar, Luis Fernando "Chonto" Herrera, Leonel Álvarez, Luís Alfonso "Bendito" Fajardo, entre otros, mientras que los complementos eran grandes figuras de otros equipos como Carlos "Gambeta" Estrada (Millonarios), Freddy Rincón (América), Bernardo Redín (Deportivo Cali) y el único colombiano que jugaba en Europa como Carlos "Pibe" Valderrama (Montpellier).

Colombia, Ecuador y Paraguay conformaban el grupo 2 de los triangulares de Conmebol en el que se necesitaba ser primero del grupo para al menos asegurar el repechaje en caso de peor puntaje, torneo que no jugó Argentina debido a que ya contaba su cupo asegurado por ser campeones del mundo.

La eliminatoria comenzó en Barranquilla desde agosto de 1989 frente a Ecuador y el equipo colombiano ganó por 2-0 gracias a un doblete del guajiro Arnoldo Iguarán. Una semana después cayó 2-1 contra Paraguay en Asunción marcado por mucha polémica con el árbitro chileno Hernán Silva y el gol colombiano también fue de Arnoldo Iguarán.

En la segunda rueda, los colombianos empatan sin goles en Guayaquil ante los ecuatorianos y en Barranquilla lograron remontar un 2-1 con anotaciones de Arnoldo Iguarán y Rubén Darío Hernández. Ecuador le hizo el favor a Colombia de ganarle a Paraguay en Guayaquil y lo mandó al repechaje ante la exótica Selección de Israel.

El partido de ida de la repesca en un repleto estadio Metropolitano, Colombia logró sacar la mínima diferencia con anotación del goleador verdolaga Albeiro "Palomo" Usuriaga a pocos minutos del final. El juego de vuelta en tierra santa fue un partido sufrido pero dejando un 0-0 conseguido con sudor y entregando la clasificación a Italia 1990.

La actuación mundialista

Bolonia fue la primera ciudad que acogió a Colombia en la copa del mundo durante los primeros 2 partidos. El 2-0 conseguido contra Emiratos Árabes Unidos con anotaciones de Bernardo Redín y Carlos Valderrama significaron la primera victoria colombiana en los mundiales, mientras que en el segundo partido cayeron 1-0 ante Yugoslavia a pesar de que René Higuita atajó un penal en contra.

La tercera presentación colombiana ante la futura campeona Alemania Federal en el San Siro de Milán, ha sido uno de los partidos más recordados de la historia del fútbol nacional. Cuando Pierre Littbarski anotó lo que parecía el gol alemán que eliminaba a Colombia de aquella cita orbital faltando un minuto para el tiempo reglamentario, llegó la maravillosa triangulación del "Bendito" Fajardo, el "Pibe" Valderrama y Freddy Rincón culminando con el gol del empate conseguido por este último, desatando el júbilo futbolístico más grande para un país golpeado por la guerra en esa época.

Tras una muy disputada serie de octavos de final ante la sorprendente Camerún en Nápoles, Roger Milla acabó con las esperanzas colombianas gracias a su doblete, siendo muy recordado su segundo gol aprovechando un error de mitad de cancha entre Luis Carlos Perea y René Higuita, haciendo que el gol colombiano de Bernardo Redín fuera en vano.

Este Mundial fue el comienzo de una generación dorada que le entregó muchas alegrías al pueblo colombiano pero que al mismo tiempo quedó en deuda con la historia en momentos decisivos, aunque sin duda marcó a toda una generación de futbolistas nacionales.