La Selección Colombia vivió durante los años 90, una extraña época de favoritismo por el nivel de sus jugadores, que contrastaba con su innegable falta de orden que no le permitía llegar lo suficientemente lejos. El epílogo de esa generación triunfadora en su continente, pero que fallaba en la cita internacional, llegó en el último Mundial del siglo, el tercero que jugaban de forma consecutiva.

La Tricolor se clasificó como tercera de América en las eliminatorias, detrás de Argentina y Paraguay. Para esa campaña, su goleador fue Faustino Asprilla, el delantero que alcanzó siete tantos y solo se vio superado en la tabla por la dupla chilena de Iván Zamorano y Marcelo Salas.

Después de alcanzar la ansiada clasificación a Francia, el destino le deparó a Colombia integrar el grupo G, junto a las selecciones de Rumania, Inglaterra y Túnez.

Su primer partido lo jugó ante Rumania, que ya le había vencido cuatro años atrás. De nuevo, los europeos fueron sus verdugos en la competencia, y en el anterior estadio de Lyon se quedaron con los primeros tres puntos de la competencia.

Esta derrota sacó a relucir el ambiente enrarecido que había al interior del combinado cafetero, que fue el principal causante de un nuevo fracaso. En declaraciones de Hámilton Ricard para Futbolred en 2014, en la selección del 'Bolillo' "no había unión, ni una camaradería que es fundamental en los grupos".

Sin embargo, la prudencia de Ricard para hablar del tema varios años después, no la tuvieron jugadores como el 'Tino' Asprilla, quien fue sustituido a cinco del final contra Rumania y al salir del campo criticó la decisión del DT y cuestionó el hecho de que hubiera algunos jugadores intocables, como el caso de Valderrama.

Afortunadamente para los Cafeteros, el siguiente rival era el hueso más fácil de roer del grupo: Túnez. Pese a ello, en el partido se notó la tensión bajo la que estaban conviviendo en el campo los jugadores, que sufrieron para obtener la victoria por la mínima diferencia, gracias a un gol de Léider Preciado, el único tanto de Colombia en Francia 1998.

El partido que definía la clasificación era contra Inglaterra en Lens: el que obtuviera la victoria, aseguraba su pase a la próxima ronda. Faryd Mondragón se convirtió en héroe con sus atajadas, pero ni él pudo evitar que Inglaterra marcara dos goles y se quedara con la clasificación, mostrando la peor cara de Colombia y marcando un ciclo cumplido para varios de sus jugadores.

Así se acabó el sueño de un país, que no volvió a formar parte de un Mundial hasta el 2014, cuando una nueva generación dorada llegó y puso a todos los colombianos a soñar como nunca antes.