“En surcos de dolores, el bien germina ya”, coreaba la afición colombiana mientras el himno del país sudamericano se escuchaba en el Kazán Arena. Los hinchas querían convertir su cántico en premisa y dejar atrás la derrota sufrida ante Japón, para conseguir tres puntos clave de cara a la clasificación.

Ambas selecciones ya conocían el resultado del otro partido del grupo, en el que Senegal y Japón habían igualado a dos goles, continuando ambas en puestos de clasificación con cuatro puntos. Así las cosas, tanto colombianos como polacos sabían que el perdedor se despediría de su sueño mundialista y que una igualdad dejaba a ambos con vida pero en una situación complicada.

Los primeros 15 minutos no dejaron ver mucho de ninguno de los seleccionados, más allá del orden que manejaban de mitad de cancha hacia atrás, especialmente por parte de los europeos, que se mostraban férreos a pesar de tener una alineación más enfocada hacia el ataque.

Después de los 20 minutos, parecía que la Selección Colombia había descubierto la clave para romper el muro de los polacos, con combinaciones a ras de suelo entre Aguilar, James y Falcao, que en ninguna de las situaciones prosperaron, pero que fueron suficientes para meter miedo en la zaga rival, como un aviso de lo que podía llegar si los colombianos se concentraban y aprovechaban los errores del contrario.

Cuando transcurría la primera media hora de partido, la Tricolor sufrió un duro golpe en su alineación, pues Abel Aguilar, quien era uno de los más correctos en cancha hasta el momento, salió lesionado del campo de juego, por lo cual Pékerman se vio en la obligación de ingresar a Mateus Uribe.

Y al minuto 39 llegó la recompensa para los sudamericanos; una genialidad de Quintero en el área habilitó a James Rodríguez, quien le centró el balón a Mina para que el defensor del Barcelona superara a Szczesny y abriera el marcador en Kazán.

Así las cosas, la Selección Colombia se fue al descanso con ventaja en el marcador, y con la tranquilidad de que se vio un equipo más ordenado en cancha del que jugó contra Japón, con jugadores más conectados y que tomaron mejores decisiones para romper el cerrojo rival.

El segundo tiempo inició igual que el primero, con dos selecciones que no corrían muchos riesgos, pero que esperaban un error del rival para sacar todo el arsenal ofensivo. 

Y el momento para la Tricolor llegó a 20 del final, cuando la afición pudo gritar el gol que el destino le negó en 2014: el de Falcao. El samario recibió un pase de Quintero y le ganó el mano a mano al portero de Polonia, para ampliar ventajas en el marcador y dejar a Colombia más cerca de sus primeros tres puntos en Rusia.

Cinco minutos después, el corazón de los colombianos volvió a latir más fuerte; Cuadrado recibió un pase profundo desde el costado de la cancha, anotó su segundo gol por mundiales y decretó una ventaja inalcanzable para Polonia.

Pero las emociones para la hinchada no terminaba, pues al minuto 77 la marea amarilla se puso de pie para aplaudir a Falcao García, quien salió por Bacca y en el camino le entregó la cinta de capitán a James y se ganó la ovación.

Y así el culminó el partido, Colombia sacó del camino a Polonia y ahora tendrá que vencer a Senegal para asegurarse su clasificación a los octavos de final, en los que enfrentaría a Bélgica o Inglaterra.