No cesa la horrible noche para un Independiente Medellín que juega sin ideas desde hace más de un mes. La noche anterior, entre la mezcla del calor de la capital tolimense y la lluvia que cayó sobre el césped del Manuel Murillo Toro, el rojo paisa se volvió a ver maniatado más por su fútbol horizontal y falto de ideas que por el nivel del rival.

El juego comenzó con un juego de toque, donde el Equipo del Pueblo intentó, como dijo su director técnico Zambrano en conferencia de prensa: "Hilvanar jugadas de toque" para llegar al arco rival, cierto es que el trámite del partido parecía prometer un mejor panorama para el Poderoso.

Pero no fueron más que 10 minutos de buen juego, porque llegó el primer gol de Marco Pérez tras un pelotazo largo para mostrar que la defensa del DIM no funciona ni con Pertuz, ni con Murillo, ni con Segura y mucho menos alterando el orden de los factores, desde ahí volvió el nubarrón que nubla las ideas de un Medellín que no conoce la victoria desde hace 7 cotejos y que no juega bien desde que se fue Didier Moreno, a quien no logra reemplazar y de quien prueba fecha a fecha ser absolutamente dependiente.

Anchico cierra un pase de Ricaurte, una jugada que muestra el desorden táctico de dos áreas que sufre el cuadro Rojo, y desde ahí nace el golazo de Marco Pérez de mitad de cancha, a los 20 minutos el equipo de Zambrano había muerto con el partido.

Malas entregas, intentonas más de actitud que de juego mostró el DIM sin mucha claridad; con la expulsión de Elvis Perlaza, el Medellín intentaba cuando el cuadro Pijao se relajaba, muestra de ello fueron los intentos tímidos del comienzo de la segunda parte.

Desde los 60 minutos el conjunto antioqueño dejó de buscar, dos líneas de cuatro y Cano sólo en punta paró Zambrano para defender el 0-2, buscando evitar una goleada inevitable, Tolima elaboraba, el DIM se salvaba y los rojos parecían conos en el campo, "el fútbol te devuelve lo que le das" reza un slogan del FC Barcelona, y al Pijao le devolvió un gol más mientras al Poderoso le dio la goleada que tanto intentaba maquillar, fue justo.

Un club con directivos sin visión, un técnico que pese a su buen inicio adoptó las mañas de los DT's de nuestra liga, por ser resultadista se está colgando su propia cabeza y jugadores que juegan mal y a los ocho días salen a la cancha a hacer lo mismo del fin de semana anterior, con excepción de Cano, Caicedo, Ricaurte y González.

Esos son los preocupantes síntomas de un Medellín al que no le duran las alegrías, que vende sus mejores jugadores en pleno torneo y que da continuidad por años a sus peores exponentes.

Da pena este equipo con próceres como Germán Cano y David González, el primero lo da todo por la camisa, muestra siempre querer ser el goleador histórico del DIM, pero ya su equipo no colabora y el club continúa sin renovarle contrato (ni eso hacen bien), mientras el segundo sufre cada ocho días en su arco y en sus guantes el desorden de sus compañeros mediocres y esta semana le lloverán críticas de los indecentes que no vieron a Anchico asistiendo a Marco Pérez y a Luna en su intrascendencia viendo patear al nuevo goleador del torneo.

Para cometer los errores que se comenten se podría intentar cambios con juveniles como Jaime Giraldo o Johan Valbuena que pintan muy bien en el nacional sub 20, hacer uso de jugadores buenos que llegaron como Larry Angulo o Jean Carlos Blanco y darle minutos al argentino Alejandro Barbaro que con Leones mostró que tiene algo bueno qué mostrar pero que necesita minutos para recobrar el ritmo de competencia.

La mediocridad se extendió como un cáncer de la parte directiva a la dirección técnica y en el DIM están todos contentos haciendo "el oso" fecha tras fecha cuando cada vez falta más poco para acabar el todos contra todos y el Rojo comienza alejarse de los ocho.