Independiente Medellín tuvo un semestre de altibajos en el fútbol colombiano. En la Copa Águila se fue tempranamente en los octavos de final, siendo eliminado por Once Caldas, mientras que la Liga Águila llegó a la final, perdiéndola ante Junior de Barranquilla. El rendimiento del equipo estuvo marcado por una montaña rusa en cuanto a los resultados, pero que terminó en una curva ascendente. En esta ocasión hablaremos del aporte que le dio William Parra al poderoso.

El jugador nacido en El Charco, Nariño inició su carrera futbolística en Boyacá Chicó, en 2014. Llegó al Independiente Medellín en 2014 y allí jugó hasta 2017, el volante fue campeón con el Poderoso en 2016 ante Atlético Junior, posteriormente jugó en Equidad en 2017 y regresó al Equipo del Pueblo en 2018.

Con la llegada de Octavio Zambrano, como técnico de Medellín, el volante potencializó sus habilidades, teniendo en cuenta la salida de Didier Moreno en el mes de agosto al fútbol español. El medio Rojo se vio afectado notoriamente con la salida del nacido en Bajo Baudó. Sin embargo, Parra tomó las riendas con personalidad y junto a Larry Angulo y Andrés Ricaurte comandó el centro del elenco antioqueño.

En total, el futbolista jugó 17 partidos de la Liga Águila II y acumuló más de 1300 minutos, en 13 juegos fue titular y en 4 de ellos ingresó como suplente. En cuanto a lo defensivo, tuvo un rendimiento de 51,3% y 540 pases. En todo el torneo recibió 4 amarillas y nunca fue expulsado.

Análisis

El jugador con la camisa 6 mostró tranquilidad y seguridad en su posición, teniendo en cuenta la carga del número que portaba su espalda, por la importancia de Didier Moreno, su antecesor, para la hinchada PoderosaEl nariñense bajo la batuta de Zambrano, se adueñó del medio Rojo, posición que el ecuatoriano Luis Luna y el uruguayo Jonathan Barboza no supieron asumir.

William Parra hizo parte del elenco que llegó a la final ante Atlético Junior el presente semestre, pese a que no jugó el encuentro de vuelta en el estadio Atanasio Girardot, su buen rendimiento fueron vitales para la zaga Roja. A pesar de su corta edad, 23 años, respaldó la mitad del campo con entrega y habilidades que con el tiempo fueron mejorando. 

"Desde que Didier salió mucha gente se preocupó. Fue un reto para mí. Lo supe asumir con mucha tranquilidad. Gracias a Dios me salieron las cosas bien en los partidos que me dieron", expresó en una oportunidad el volante nariñense.

Ahora se espera la continuidad del jugador para el 2019 y su participación en la Liga Águila y en la Copa Libertadores.