Así como existen estadios benéficos para algunos clubes y con esto me refiero a estadios donde se va con la tranquilidad y casi con la seguridad de conseguir un buen resultado, también hay escenarios que cuentan con cierta maldición o mufa. Y se sabe desde que el fixture de partidos es publicado que Santa Fe no sacará buenos créditos en esa fecha. Es mas, se da como perdido ese juego sin ni siquiera jugarlo, y cualquier otro resultado es considerado un milagro.

Entre la hinchada de Independiente Santa Fe, el estadio de Neiva, el Guillermo Plazas Alcid sufre de esa connotación de cancha imposible. Tal vez por eso el encuentro disputado en la noche del 22 de noviembre de 2014 tiene un recuerdo importante y porque no decirlo épico por todas las connotaciones anteriormente expresadas y por lo que significaría en un futuro.

Santa Fe llegaría a la capital del Huila como líder del grupo A que compartía con su rival Atlético Huila, Atlético Nacional y Once Caldas, además por haber terminado como líder del todos contra todos llevaba consigo la ventaja del punto invisible que le serviría a favor para dirimir cualquier empate.

Las emociones del juego comenzaron muy pronto. Tan solo en el minuto 6, el árbitro Wilmar Roldán no duda en señalar una pena máxima a favor del elenco cardenal, por una falta cometida por el defensor Jefferson Lerma sobre la humanidad del capitán Ómar Sebastián Pérez, cobro que capitalizó el guardameta Camilo Vargas y con el que se ponía arriba la visita. No sobra recordar que en este semestre particularmente Santa Fe no tenía suerte con los lanzamientos desde los doce pasos, donde sus máximas figuras como Omar Pérez y Jefferson Cuero habían dilapidado opciones claras de marcar, fue quizá por esto que el cancerbero cardenal tomó la iniciativa en el cobro y marcó la ventaja.

El que reza y peca…

Después del gol de ventaja Santa Fe se replegó con dos líneas de cuatro y el local dirigido por Fernando 'Pecoso' Castro salió en busca del empate. Fue así como al minuto 31, Jean Carlos Blanco igualó las acciones con un gol de cabeza a cobro de tiro de esquina en el que Camilo Vargas salió a destiempo y permitió el empate pasando de héroe a villano. Fue así con un empate a 1 que termino la primera parte, pero faltaba lo mejor para los segundos 45 minutos.

El segundo tiempo estuvo lleno de emociones el onceno local enfilo sus baterías por la consecución de la victoria, pero fue la visita que nuevamente pica en punta con gol de Jefferson Cuero y nuevamente gol de cabeza a cobro de tiro de esquina como era clásico en el onceno de Bogotá.

Pero faltaban 30 minutos y el local no quería perder frente a su parcial y después de varios acercamientos a la cabaña defendida por Vargas, Juan Carlos Guazá conecta con la cabeza un lanzamiento cruzado por Dayron Pérez ante una mala salida, nuevamente, de Vargas y se iguala el marcador por segunda vez.

Fue precisamente Dayron Pérez quien más ponía en aprietos a la zaga cardenal y en los pies de él se gesta el tercer gol del local este tuvo como definidor a Carlos Díaz y ponía muy cerca a los locales de quedarse con los tres puntos a tan solo 9 minutos del pitazo final. Pero faltaba el goleador albirrojo, faltaba que el guajiro Wilson Mórelo dijera presente y se reportara en la planilla de anotadores, para así igualar el resultado final a un electrizante 3-3 en los minutos finales del juego pues el reloj ya marcaba los 85 minutos. Los cinco minutos restantes fueron de esperar el pitazo final ya los 22 hombres lo habían dado todo en la cancha y solo esperaban el pitazo final.

Al terminar el juego repartición de puntos para cada uno de los contendientes. Pero sin duda Santa Fe era el gran beneficiado. Punto de oro en tierras huilenses.