Soplando fuerte como un huracán inició Junior el partido ante su rival de turno Deportivo Cali en la llave por Copa Aguila, tanto así que aprovechó el volante Leonardo Pico para desenfundar de pierna izquierda y vencer la humanidad del portero Pablo Mina, el balón se fue directo a la red y los tiburones se fueron por encima en el marcador. 

Una muy buena idea poseía el visitante en suelo vallecaucano llegando con remates a puerta y dominio de balón sobretodo, tanto así que tuvo para irse más arriba sino es por el errático lanzamiento desde el punto penal del venezolano Edder Farias que fue contenido magistralmente por Pablo Mina.

Un segundo tiempo en el cual Deportivo Cali fue despertando de a poco y con recurrentes centros aéreos buscaba igualarlo hasta que por fin se le dio con un certero cabezazo de Danny Romero que se desmarcó muy bien y puso a la afición azucarera a celebrar el empate.

El reloj marchaba en el minuto 93 cuando Agustín Palavecino habilita con un sutil pase rastrero a Andrés Arroyo y este impacta un derechazo que venció a José Luis Chunga, dándole así y el triunfo agónico a la escuadra caleña.

Le cuesta y mucho a Junior mantener resultados, se ha vuelto una constante que en el último tramo de los partidos de deja convertir, los jugadores pierden foco y con ello los errores que asertivamente han aprovechado algunos equipos rivales. De esta manera se le escaparon los puntos del bolsillo y les jugó en contra la pasividad con la que afrontaron los minutos finales.

A pesar del resultado negativo para Junior, se puede decir que la serie transcurre abierta y todo se definiría en Barranquilla en el partido de vuelta el jueves 12 de Septiembre cuando choquen de nuevo frente a frente rojiblancos y verdiblancos.

Cali fue eficiente, en el segundo tiempo trabajo incansablemente por ganar  y logró concretar dos goles que le significan tres puntos y un pie de ventaja en la llave. Mención especial para el guardameta verdiblanco Pablo Mina que al no permitir que Junior se fuera 2-0, ya que fue fundamental su atajada. 

Con el silbatazo del juez de la contienda se dio fin a un juego que tuvo tres canticos de gol, entretenido y alegre, con elaboraciones de juego que deslumbraron las tácticas planeadas entre semana por cada bando. Un capítulo más del fútbol se ha escrito en suelo vallecaucano, esta vez la cantera del Cali pasó el examen.

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