Un jueves de fútbol entre Rionegro Águilas y La Equidad esperaba escuetamente por quienes nuevamente concurrían a la cita en la cancha y en la grada; llenos de ilusión y no cegados ante quien impávidos tuvieron la gallardía de amedrentar con que una derrota era indeleble del recuento histórico de la liga, aficionados al fútbol y en un acto de pertenencia acompañaron a un equipo del que se esperó más, asistieron a un partido del que se esperó de todo menos la dura confrontación deportiva que literalmente se vio en la cancha. 

Más allá del empate a cero y el punto obtenido por ambas escuadras, en la cancha se vieron unos equipos sin recursos más que la piernita dura y el empujón al rival. Un encuentro en el que dos ambiciones reverentes por tener el pleno control del partido hacían ver en la mitad de la cancha un borbotón de furia imparable que va y viene, una serie de incongruencias anormales para dos equipos que representan profesionalmente el bienestar de sus instituciones.

A pesar de la disputa futbolística propuesta en el terreno de juego, el partido dio pie a diversas opciones generadas e impulsadas por el cuadro asegurador, pero que la falta de decisión asertiva les cobró entre un rechazo y otro y queriendo reducir sus expectativas de triunfo les hizo acoger el punto logrado en su foránea expedición a Rionegro.

Con base en este partido y sabiendo que urge una victoria para rechazar de frente el venerable tema del descenso, el conjunto del oriente se concentra en planear un asertivo y óptimo partido frente al líder y local en este nuevo encuentro válido por la fecha 17 del rentado local Atlético Nacional. Por otro lado, los aseguradores siguen hundiéndose en la tabla, ocupando la casilla 18 y teniendo en la próxima jornada en frente a un complicado rival como lo es Once Caldas.