Finaliza este año 2019 y como es tradicional llega el momento de hacer balances, de poner todo en perspectiva y empezar a analizar qué se hizo bien y cuál o cuáles fueron los errores que no permitieron cumplir con las metas propuestas. El fútbol no puede ser la excepción y durante este año que agoniza nos ha mostrado claros ejemplos de clubes que han estado en la parte alta y otros que no han podido sobresalir por sus resultados deportivos.

Sin embargo la magia de este deporte radica en lo impredecible, desde el como un equipo que hoy es imbatible en pocos meses puede convertirse en un club del montón y un comodín para los rivales. O como el triunfo y la derrota se pavonean por una misma ciudad; mientras unos hinchas beben la miel del triunfo otros deben probar la hiel de la derrota. A continuación veremos unos ejemplos de estas dos caras de la moneda triunfo y derrota.

Bogotá una capital agridulce

El primer semestre de 2019 no será recordado con alegría por la hinchada de Independiente Santa Fe, pues fue de esos torneos para el olvido. Al conjunto cardenal se le había olvidado ganar y cada vez se hundía más en el fondo de la tabla, ni los resultados ni el juego aparecían por las huestes albirrojas  y la Liga Aguila 2019-l mostraba un negro panorama para el equipo de la capital. El último puesto, sin triunfos de local y viendo como el descenso se acercaba poco a poco.

Por otra parte su rival de patio Millonarios se postulaba como favorito al título, bajo la dirección de Jorge Luis Pintolos embajadores no se cansaban de ganar y subir en la tabla de posiciones incluso ya se daba como campeón o por lo menos finalista. Santa Fe quedó por fuera de los ocho muy rápido y Millonarios entró con lujo de detalles a las finales en un grupo aparentemente cómodo con Pasto, Unión Magdalena y América vislumbraba un final y la consecución del título. 

Sin embargo  Millonarios no alcanzó la famosa final, sus 50 puntos no fueron suficientes, un empate en Santa Marta y una derrota frente al América en la última fecha acabo con sus ilusiones. Aunque Santa Fe no alcanzó a entrar a los cuadrangulares finales, esa derrota del rival fue como un bálsamo, una sonrisa en medio de tanta tristeza puestas además de una victoria. Los fanáticos y amantes del deporte del pueblo siempre han promulgado que no hay alegría mayor luego de celebrar un triunfo propio como ver caer al rival de patio en medio de su egolatría. Sucesos que siempre darán las dos caras de la moneda: alegrías y derrotas. 

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