Muchas veces se ha dicho que en el fútbol no está nada escrito, que puede pasar cualquier cosa y que, en algunas ocasiones, los resultados no son producto del trabajo en cancha.

Sin embargo, en el partido de ayer entre Atlético Nacional y Jaguares fue el mismo fútbol el que premió al equipo que plasmó su trabajo, enfrentó el encuentro con seriedad y supo aprovechar las falencias defensivas de su rival.

Contra todo pronóstico previo, Jaguares de Córdoba fue muy superior a un Atlético Nacional que, no solo sobró el partido, sino que lució confundido, enredado y sin reacción.

Ayer en el Atanasio Girardot, el fútbol no fue dinámica de lo impensado, no fue un simple estado de ánimo ni mucho menos algo injusto. Ayer, se vivió un partido donde el equipo local no supo ejecutar su plan pero, en ese duelo táctico, el visitante desarrolló a la perfección lo que preparó durante la semana.

Como resultado, Jaguares de Córdoba derrotó por primera vez en su historia a Atlético Nacional y lo hizo con contundencia, superioridad y seriedad. Las casi 30.000 personas que asistieron al 'Coloso de la 74' se vieron sorprendidos por un rival que, fiel a su estilo, aprovechó el mal planteamiento de Juan Carlos Osorio y la falta de actitud en los jugadores verdolagas.

De esta manera, la confusión en el equipo local empezó desde la formación inicial: Quintana; Perea, Braghieri, Blanco; Rovira, Costa, Estefano, Vladimir, Mena;  Torres, Duque.

Este once titular tiene varias interpretaciones tácticas. Una línea de 3 centrales conformada por Perea, Braghieri y Blanco. En principio ya se sabía que, por ejemplo, Geisson Perea apenas llevaba un entrenamiento con el equipo profesional y Cristián Blanco no conoce la  posición de defensor central.

En el medio campo apareció de nuevo Tino Costa, un jugador que llegó tarde a la pretemporada, que se ha entrenado diferenciado en la mayor parte del tiempo y que se creía, no se iba a contar con él para este torneo.

Además, el equipo tuvo sectores del campo sobre poblados lo que ocasionó que los jugadores se quitaran espacios, no conectaran secuencias de pases y fuera imposible romper la defensa rival.

Así fue como Jefferson Duque y Gustavo Torres no lograron hacer tándem, no se encontraron en el área, se estorbaron todo el partido y su rendimiento estuvo por debajo de lo habitual.

En el segundo tiempo vinieron los cambios: Andrade por Mena, Quiñones por Arango y Gómez por Costa. Con ellos en cancha el equipo empezó a controlar el balón pero no se tuvo profundidad.

Al final, Nacional perdió y lo hizo merecidamente. Un encuentro que deja mucho por reflexionar respecto al orden defensivo, la continuidad de un once titular, el rendimiento de jugadores que pese a las oportunidades no se logran consolidar.

La lección principal: en un torneo donde solo clasifican 4, a los rivales hay que respetarlos con fútbol, haciéndoles goles, sumando la mayor cantidad de puntos posibles y sin sobrar o menospreciar a los otros.

Ahora, Atlético Nacional deberá conquistar a su hinchada el próximo miércoles cuando reciba a Huracán por Copa Sudamericana. Allí no solo debe obtener un buen resultado sino demostrar un funcionamiento superlativo para enamorar a una hinchada que, está claro: no traga entero.