El bicampeón de América regresa a la Copa Libertadores después de su modesta participación en la edición del 2019. El conjunto colombiano se sitúa como Colombia 4, por lo cual debe superar dos fases previas a la fase de grupos. En su primera presentación internacional en este año, los verdes se medirán en Asunción a Guaraní, el buen equipo dirigido por Gustavo Costas, que llega con el plus de haber superado ampliamente la llave inmediatamente anterior.

Este sin duda es un debut de alta exigencia para el equipo dirigido por Alexandre Guimarães, quién parece aún no ha logrado darle la estocada final a su equipo en cuanto a eficacia. Llave de contrastes y detalles llamativos por parte de un rival que medirá con vara alta a Nacional.

Guaraní, equipo de tradición

Es animador de El Clásico más añejo del país junto con Olimpia, y acreedor de 14 títulos oficiales en su palmarés. A pesar de no ser uno de los grandes de Paraguay, el equipo Aborigen representa la casta y los pueblos guaraníes, lo cual lo convierte en un equipo popular dentro de un territorio arraigado a sus costumbres.

Su papel en torneos internacionales se resume en seis participaciones en Copa Sudamericana, a la par de 16 veces haciendo parte de la Copa Libertadores. Su logro más destacado en el marco extranjero se remonta a la semifinal de la edición de 2015 de Copa Libertadores de América, donde cayó eliminado con un global de 3-1 por el campeón del certamen River Plate.

Para esta edición 2021, el equipo aurinegro clasificó tras obtener el cuarto puesto de la tabla acumulada de la Primera División de Paraguay 2020, en la misma posición que Nacional, pero disputando una llave de más que logró ganar con un 5-2 global frente a Royal Parí de Bolivia.

Un equipo de oficio con sello Costas

Caracterizado por su alta intensidad y buena recepción de la ubicación de espacios, Guaraní se sitúa como un equipo de disposiciones tácticas continuas en todas las fases del campo. Su esquema 4-4-2 forma una férrea línea defensiva con dos laterales sostenidos en el bloque bajo; seguido de una línea de 4 en el medio, con dos jugadores como que ofician como pivotes de corte defensivo, liberando los jugadores de los costados que se convierten en extremos que, aprovechando su velocidad y su regate referencian a los dos hombres de arriba.

Son muy constantes los despliegues de adentro hacia afuera por parte de los jugadores de los costados en el ataque aurinegro. Además, la pareja de volantes más retrasada suele descomprimirse y mandar a uno de los dos a ocupar una posición de enganche y tratar de romper líneas a través de pases y el acompañamiento de los delanteros. Esta característica les permite pasar desapercibida la posición de diez, logrando que el jugador que entre a ese lugar pueda hacerlo de manera sorpresiva desde atrás con la seguridad que le brinda su compañero de zaga como soporte de ese medio campo.

Su capacidad de efectuar pases prolongados sin desordenarse es bastante interesante. Pues en ataque se fijan los dos delanteros, mientras que el resto de los jugadores en zona de gestación (generalmente 5 más) sostienen  la pelota en el medio mientras encuentran bien posicionados y abiertos a los extremos que disponen de una buena pegada a la hora de efectuar los centros al área.

Suma estos factores a su presión alta y férrea, disputando balones aéreos y terrestres de manera agresiva pero precavida, y sosteniendo el bloque a la par que cada uno efectúa marcas zonales y de presión. Además de la sobresaliente capacidad de disparo desde fuera del área por parte de los interiores.

Sin pelota, el juego de Guaraní se basa en la fijación de marcas para cada jugador, y la composición de bloques de 4 compactos que fluctúan en niveles de altura respecto a la disposición que el rival efectúe, esto como resultado también de las acciones de presión en zonas altas en campo rival.

Sin embargo, un problema notorio en el juego de los aborígenes radica en el ritmo y la velocidad que se incrusta como un hecho característico de los equipos de este lado del continente, por lo menos en cuanto a la defensa. Al plus de la garra y la seguridad en disputas cercanas del balón, se le contrapone un problema que sufre mucho este equipo: las transiciones defensa-ataque.

Cuando su presión en zona baja del rival no funciona, el retroceso y ordenamiento del equipo se nota lento respecto a equipos que cuentan con jugadores de características un poco más atléticas, por lo que se ven superados constantemente. Referente a esto, Nacional puede aprovechar sus cartas sobresalientes para hacerle daño a Guaraní, teniendo en cuenta el sello que Guimarães le ha imprimido al equipo en cuanto a tomas de decisiones y juego vertical tras recuperación en jugadas de ataque del rival.

La velocidad puede ser un desequilibrante en el partido para el verde paisa si logra consolidar un once con jugadores veloces en el frente ofensivo, y si, claramente, la efectividad está del lado de los delanteros del plantel.

Así mismo, la velocidad física también debe estar presente en la zaga defensiva de los colombianos, pues los jugadores ofensivos de Guaraní cuentan con gran aceleración y un correcto estado de forma que, sumados a la potencia e intensidad propias del equipo, pueden llegar a perjudicar al rey de copas.

Posible Formación 

Gaspar Servio; Alexis Villalba, Miguel Benítez, Roberto Fernandez, Juan José Franco; José Florentín, Jorge Morel, Nicolás Mana, Rodrigo Fernández; Antonio Marín, Raúl Bobadilla.