El recuerdo más cercano y a la vez más amargo de Atlético Nacional en una final de liga colombiana era, hasta ayer, aquel título perdido en el primer semestre del 2018 en el Atanasio Girardot. Tras conseguir la estrella 16 en una remontada épica ante el Cali, Nacional tuvo que esperar un año para volver a jugar otra final, donde el Deportes Tolima le quitó de las manos su decimoséptimo campeonato local y llevó al verdolaga por un camino lleno de espinas que le costó mucho sortear.

Desde aquel 9 de junio de 2018, cuando en su estadio Nacional cayó derrotado, el nocaut le duró bastante tiempo. Tropiezo sobre tropiezo marcaron el rumbo del equipo más laureado de Colombia durante media década en la que sus hinchas nunca pararon de alentar, ya pesar de las consecutivas derrotas, jamás perdieron la fe.

Pero como alguna vez manifestó el maestro Osvaldo Juan Zubeldía, ídolo eterno del equipo y uno de los hombres que labró el camino a la grandeza de Atlético Nacional: “a la gloria no se llega por un camino de rosas”. Y así fue como entre luchas a medias y batallas perdidas, el verde de la montaña, de la mano de un pupilo de Zubeldía al mando de un equipo de guerreros con coraza verde, consiguió vencer a su último verdugo y romper la maldición de los pijaos en su propia casa.

Cuatro años y 18 días después de la última chance que había tenido Nacional de salir campeón de Colombia, el destino lo volvió a poner en la disputa por la gloria cara a cara con su rival más digno del último tiempo. Ese que expresó en su patio y que les amargó en más de una ocasión la sonrisa que los hinchas verdolagas estaban acostumbrados a tener. Ahora, con distintos protagonistas dentro del terreno de juego, y con la serie invertida, Nacional se enfrentaba a una oportunidad única que lo ponía entre revertir su historia reciente o sucumbir en el intento de cobrar venganza ante un pueblo acostumbrado a pelear.

El favorito siempre fue el Tolima; el equipo de Ibagué se convirtió en uno de los habituales protagonistas de los triunfos en nuestro país, y ante la ausencia de gloria por parte de los grandes, el tradicional vinotinto y oro se hizo dueño del futbol colombiano y se convirtió en un referente a nivel nacional . Sin embargo, la historia dictó que un Atlético Nacional atípico, jugando un futbol dispar a su historia, pero con las ganas, el compromiso y el hambre de victoria propia de su leyenda, vencería al más fuerte del momento y volvería a ponerse en lo más alto, el lugar que siempre le ha pertenecido.

Título a domicilio: como en los viejos tiempos

Si bien la historia marca que Nacional ha hecho de su casa un completo fortín para salir campeón, ha habido momentos donde la jerarquía verde se ha trasladado a lugares lejanos para levantar copas.

De sus 31 títulos, el verde de la montaña se ha consagrado campeón en nueve oportunidades siendo. Justamente fue Osvaldo Zubeldía quien, bajo esa condición, sacó triunfante al equipo en suelo foráneo en Manizales en el año 1976. De ahí en adelante, con título de Copa Libertadores a bordo y siendo la liga 2022-I la consagración más reciente del verdolaga en canchas ajenas, Nacional ha sabido asaltar estadios y quedarse con las copas más preciadas.

Esta vez, como en 2013 en Bogotá, cuando levantó su último título en condición de visitante, el rey de copas sacó su casta e hizo eco de su grandeza para devolverle la alegría a toda su gente. Tras el 3-1 en la ida, Nacional llegó a Ibagué con una ventaja que le apareció poco, pero que a pesar del viento en contra, supo soportar a un rival voraz y sentenciar el júbilo con la estocada final del gol de Jarlan Barrera al minuto 90.

Como en aquella oportunidad en el 2018, cuando a Nacional se le esfumó el título en el tiempo de añadido, esta vez fue al Tolima al que se le escapó de las manos la sensación de un nuevo campeonato. La misma fórmula, ante el mismo rival que alguna vez lo condenó al fracaso, y con una jugada marcada en la historia grande del verdolaga , el equipo más laureado de Colombia volvió a gritar campeón.

De la mano del Arriero Herrera, discípulo de Zubeldía, ganando en el Murillo Toro, un estadio siempre complicado para el equipo, y con más de 30 mil personas en contra, pero con más de medio país alentando por ellos, el equipo donde un portero canterano se convirtió en figura y le devolvió la seguridad que se había perdido desde la partida de Franco Armani.

Con guerreros como Olivera, Banguero y Mantilla; juveniles como Cabal que a punta de talento se ganaron un puesto en el equipo y la mirada de todos los futboleros; con ídolos como Mejía, Aguilar, Duque, Gómez, Dorlan y Gio que junto al DT formaron una familia, y con el resto de jugadores talentosos y comprometidos como Andrade y Jarlan, Atlético Nacional de Medellín, el famoso rey de copas venció al rival que alguna vez lo derrumbó, y con la estrella #17 en su escudo, volvió a gritar ¡CAMPEÓN!