Memoria Cardenal: empate ante el 'Pijao' en el 58'

Hablar de los más recientes enfrentamientos entre el Tolima y Santa Fe es evocar una mezcla de emociones para sus hinchas, jugadores y en general para todos los que han hecho parte de estas instituciones, y es que independiente de donde se juegue, Bogotá o Ibagué, las luchas entre estas dos escuadras han estado marcadas de importantes victorias al igual que dolorosas derrotas, que han dejado por fuera de la lucha de los títulos a estos dos tradicionales conjuntos colombianos.

Para nadie es un secreto el crecimiento deportivo y administrativo que ha conseguido el conjunto pijao en los últimos años, algo que lo ha llevado a conseguir el título del Fútbol Profesional Colombiano en varias oportunidades. Un hecho impensado en las épocas en que eran conocidos como el "Tolimita" y peleaban por no ser últimos y caer al descenso, quizá uno de los planteles del que más se habla es de aquel 'Kokoriko', conocido así por el famoso asadero de pollos patrocinador de su camiseta a principios de los 80, y ante todo es recordado por el buen juego y dinámica que proponía en el campo de juego.

En esta ocasión se irá mucho más atrás en la Memoria Cardenal, para mirar un Tolima joven y desconocido por muchos, cuando el torneo contaba con tan solo diez años de historia, pero con un equipo tolimense de tan solo tres años de vida. Es bueno recordar que el Tolima hizo su aparición en el rentado hasta 1955. Igual, a pesar de su juventud y poca experiencia Independiente Santa Fe encontró un aguerrido y luchador rival, uno de pocos oncenos que puso en aprietos a aquel campeón de 1958.

1958 una década de ver rodar el balón

Como siempre primero el contexto. El torneo de 1958 fue una mezcla de improvisación y retiros sobre la marcha. Ocurría que algunos de los clubes que se inscribían en el campeonato tenían que retirarse por inconvenientes económicos. La desaparición del Independiente Medellín y Atlético Nacional para darle paso al Independiente Nacional, así como el retiro del Unión Magdalena y la desaparición de Boca Juniors de Cali son claro ejemplo de lo irregular de aquel torneo.

El campeonato de 1958 fue el primero en jugarse a cuatro vueltas y fue un torneo redondo para los clubes bogotanos, Santa Fe primero y segundo su rival de patio, los dos bogotanos en la parte alta de la tabla de posiciones, terminando con la hegemonía antioqueña de los últimos años.

El 16 de noviembre Independiente Santa Fe disputaba un importante juego en la ciudad de Ibagué. El torneo estaba muy reñido y ninguno podía darse el lujo de dejar escapar puntos Santa Fe, Millonarios y la sorpresa Atlético Bucaramanga luchaban domingo a domingo por alcanzar el título.

Aquella tarde de domingo cuenta la prensa que esos días el calor era más abrazador que lo tradicional, un potente sol amenazaba con desgastar a los bogotanos, razón por la cual el juego debía ser planteado de forma inteligente en una cancha que además no se encontraba en muy buen estado algo que desgastaba más las piernas de los atletas.

Fue un juego con dos facetas: un primer tiempo de goles y emocionante contrastado con un segundo tiempo más calmado, un poco más amistoso que la primera parte. La ventaja la consiguió el equipo pijao, cuando el reloj marcaba el minuto 27 y Óscar Jamardo anotaba la apertura del marcador en uno de los pocos momentos de desconcentración de la saga cardenal.

Al verse en desventaja Santa Fe salió con la obligación de marcar, sabían que la suma de puntos era casi obligación y de ahí la necesidad de subir líneas y buscar el arco rival. Afortunadamente para los intereses bogotanos la igualdad llegó antes de finalizar el primer tiempo en los pies de José Vicente Grecco con lo que volvía la tranquilidad al primer campeón.

Quizá el clima desgastante, fue el responsable del bajo nivel de la segunda parte. Un local que conocía sus debilidades y se sentía cómodo con el resultado, con un Santa Fe que sabía la importancia del resultado y que aún tenía que guardar fuerzas para las fechas siguientes.