A principios de esta semana le comenté a mi editor que quería hacer una columna de opinión acerca del '10' de la selección Colombia James Rodríguez. Por supuesto fue antes de esa abrumadora exhibición del sábado. Una actuación que le habría dado mucha fuerza a mi artículo, pero por otros deberes y falta de tiempo no puede sacarlo antes.

James es un jugador impresionante, un jugador patético (revise el significado de esa palabra, querido lector, antes de malentenderme): nos conmueve profundamente con esa manera excepcional de acariciar la pelota, y nos agita el ánimo violentamente, o ¿quién no se puso como loco luego de esos dos goles? Un hincha del Betis, seguro, y eso...

No se me ocurre de momento un enganche con un pie si quiera similar al de James. El chico enhebra pases donde otros no ven nada, ni siquiera los que estamos detrás del televisor. Y por si fuera poco a donde apunta anota, no tiene gol feo (salvo el de su debut con el Madrid, que fue tan criticado justamente porque nos tenía mal acostumbrados a todos, y esos que les gusta criticar no desaprovecharon la oportunidad).

Tenía pensado hablar de conceptos tácticos explicando todo lo que podía aportar el nacido en Cúcuta, pero creo que él mismo lo hizo en el partido ante el Betis, ¡qúe partido tan deleitable el que se jugó! "Madre mía" dirán en España.

Como colombianos nos asustamos ante la posibilidad de que a un diamante en bruto como él lo puedan llegar a relegar al banquillo, obvio, no estamos acostumbrados a tanto talento propio, a tanto reconocimiento exterior, pues hasta ahora están llegando (Nairo, Mariana Pajón, Caterine Ibargüen, el equipo nocaional, etc.), por lo que la idea de no disfrutar de James entre los once inicialístas domingo sí, domingo también, nos aterra, pero tenemos que empezar a acostumbrarnos que a un jugador como James no lo sienta nadie, él solito, con sus condiciones, se encarga de poner su nombre entre los titulares.

 Los números no mienten, pero tampoco lo muestran todo: cuántos pases determinantes que nunca se concretaron el gol no habrá dado, cuántos pases que terminaron en asistencia de un compañero a otro no habrá dado (como el pase a Bale en el gol de Benzema contra el Betis).

Al final de la temporada veremos que el '10' del Real Madrid habrá sido tan determinante, o más, como lo fue la pasada campaña. Por ahora disfrutemos de este genio que tenemos.

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