Con solo 7 partidos jugados como inicialista, Gorka Elustondo tuvo un semestre mediocre en Atlético Nacional, pues el hecho de ser un mediocampista extranjero y de 30 años debería ser sinónimo de jerarquía y liderazgo en el equipo verde y este no fue el caso.

Nunca hubo una conexión con la hinchada, tal vez por el estilo de juego que quiso imponer el cuerpo técnico o simplemente porque no es un jugador con las características para estar en Atlético Nacional. Lo cierto es que mientras estuvo en la titular, fue una constante su juego para atrás, no tuvo una recuperación brillante ni un inicio de juego eficaz como se espera de un centrocampista moderno.

Las lesiones y el bajo rendimiento hicieron que jugadores como Diego Arias o Raúl Loaiza terminaran disputándose el cupo en el medio campo y desterrando a Elustondo de la formación titular. No es concebible que en una posición en la que se encuentra fácilmente un jugador rendidor en Colombia se esté mal gastando un cupo para un extranjero que no rinda, no sea titular y no se  acople al ADN de Atlético Nacional.

Pareciera una constante en los últimos años que Atlético Nacional mal gaste (salvo contadas excepciones como Armani, Pezzuti y Guerra) sus cupos de extranjeros. Las directivas “Verdolagas” no pueden dar más cabida a  refuerzos como Arrué, Martel, Bahiano, Damián Santín, Mariano Vásquez o Goka Elustondo, que además de tener un sueldo alto, no benefician en lo más mínimo al equipo.

De no darse la salida de Elustondo, factor posible por temas contractuales y de nómina, el español tendrá la obligación imperante de mejorar sus actuaciones y acoplarse al proceso que vendrá con el nuevo cuerpo técnico, demostrando con argumentos deportivos el por qué un europeo de 30 años debe estar en el equipo en una posición tan exigente.