Forges, un estorbo en el cielo
Foto: lacronicadesalamanca.com

Dicen que más allá de las nubes, en las puertas del cielo, San Pedro anda preocupado porque este jueves se presentó un señor acompañado de una legión de 'blasillos y blasillas' -sin papeles- con la intención de forzar con un lapicero la cerradura del Edén.  Acompañado de sus “No te olvides”, sorprendió al barbudo haciendo pintadas en el cielo que le hacían llorar y reír, porque en ellas le cantaba las cuarenta con finísima ironía al mismísimo Dios, al que había dibujado regentando un puesto de la ONCE, ante aquello que no podía o no quería ver.

Cuando murió su admirado Mingote le dibujó pasándose la nube de Dios, pero cuando él ha llegado arriba, no se la ha podido pasar por la sencilla razón de que tiene que hacer reflexionar y reír al señor del triángulo en la cabeza con sus dibujos, solo con objeto de que abra los ojos de una vez. Justo lo que hacía aquí… Y es que a Forges no lo calló nadie, ni siquiera Dios, al que se le ha pasado toda su vida en un solo instante al ver la viñeta del diseñador del hombre, con la que ha llegado el maestro del humor gráfico, que le ha aconsejado de la necesidad de repartir bocatas y muslamen de pollo a todos por igual.

Construir un mundo mejor

El fallecimiento a los 76 años de edad de Antonio Fraguas ‘Forges’ conduce al resto de los mortales a una reflexión inmediata. Si alguien hubiera querido imaginar un mundo aburrido, casi con toda seguridad habría sido un mundo sin él, sin su manera de mejorarlo con su humor, sus viñetas, sin su Gensanta. Porque en esencia Forges lo que siempre buscó e intentó es construir un mundo mejor, con su visión del mismo consiguió arrancar una sonrisa a la rutina, con su ironía artística desdramatizó el drama haciendo reflexionar al resto, narrando lúcida y críticamente la evolución/involución de la sociedad, muy especialmente de la española, pues en las últimas cinco décadas sus viñetas nunca faltaron a la cita en prensa. Forges se río de sí mismo, plasmando en sus 80.000 viñetas y personajes desencantados, narigudos y espigados, las absurdeces y contradicciones de la sociedad española.

Retratista del último medio siglo

Cuando un artista de naturaleza crítica e incisiva consigue unir a todos en el elogio, solo puede corresponder con la grandeza humana del mismo. Por desarrollar su profesión con tanta originalidad e independencia, como para repartir verdades en sus trazos de la sonrisa para todos y fundamentalmente por igual. Forges ha sido uno de los mayores retratistas/cronistas del último medio siglo, con él se marcha la dignidad, la mordacidad e implacabilidad de sus primeros años, en los que hizo uso del léxico eufemístico para burlar a la censura de la dictadura -política, eclesiástica y militar-. También la inteligencia, y certera finura de aquel que con la  llegada de las ‘libertades’, evolucionó hacia un tipo de humor que tuvo que hacer frente a otro tipo de censuras más veladas, como la económica y la comercial de las grandes corporaciones y sus intereses sociopolíticos/socioeconómicos.

Forges hizo su primer dibujo -público- el 19 de marzo de 1963, cuando trabajando en Televisión Española, en uno de aquellos días de guardia en el departamento de Telecine, hizo un esbozo artístico de hasta dónde podía llegar su originalidad plástica para narrar con humor un acontecimiento. Aquel esbozo sorprendió tanto a Jesús Hermida -que estaba en Informativos- que este decidió que aquel dibujo no se podía quedar sin publicar. Posteriormente, ya conocida su genialidad, publicó su primera viñeta  en 1964 en el Diario Pueblo, sentando cátedra también en, Informaciones, Arriba, Cambio 16, Diario 16, Diez minutos, El Mundo, Interviú  y El País o las revistas La Codorniz o Hermano Lobo.

Mago escapista de la censura

Desde entonces su humanismo, su defensa de la dignidad del ser humano, su inteligente capacidad para burlar a la doble moral y a la libertad de expresión simulada, a la escasa cintura de la autocensura -quizás la peor- y el nulo sentido del humor reinante, constituyó uno de los máximos exponentes de la sabiduría de nuestro tiempo. Forges hizo del humor inteligente revolución, con la bandera de la imaginación, sus diálogos demoledores, efectivos y cortos, inventó twitter antes de nacer la red de redes, convirtiéndose además en mago escapista de los censores. Quizás por ello ha decidido escapar hacia otro lugar con su afilado lapicero, dejando tras de sí una línea que se convierte en trazo y camino para que otros muchos le sigan y no dejen de estorbar con una sonrisa elegante.

Pienso, luego estorbo

Será duro leer el diario El País, donde publicó sus viñetas diarias los últimos 23 años, y no encontrar su visión de la actualidad. Su capacidad de adaptación y evolución a los nuevos tiempos, a la nuevas tecnologías, para seguir creando siendo referente con su humor crítico. En una entrevista concedida a Canal Sur TV, Forges se definió a sí mismo haciendo uso de la duda metódica de René Descartes, de su locución latina «cogito ergo sum», la frase Pienso, luego existo para sintetizar la filosofía de su obra transformándola en Pienso, luego estorbo.  Ahora que es también un estorbo en el cielo, sus 'blasillos', 'marianos' y 'conchas', funcionarios profundos, beatas o náufragos perdidos, nunca dejarán de estorbar…

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