Por la calle ocho del Engenhao iniciaba Orlando Ortega su sueño olímpico en los 110 metros vallas, ya español, ya tranquilo con el permiso de la IAAF, deseando desquitarse por fin de haber visto en casa el último Mundial,  esperando a poder comopetir por España tras huir de Cuba hace tres años. Y ya en los tacos, el tercer vallista más rápido del mundo este año no temía a la burocracia sino al diluvio que hacía de las series una trampa mortal.

Su serie iba a ser la segunda y última de las seis en correrse antes de parar hasta que escampara. Ortega tranquilizó a una delegación ávida de medallas: 13,33s, victoria cómoda y sin tocar una valla, como de costumbre. 

El de Artemisa ya estaba en semis de los 110m vallas (martes, 01:40), que se correrán un rato antes de la final (03:45), mientras los demás debían templar los nervios unos minutos. A la gran sensación que desprendió Orlando solo se opone la que mostró antes Omar McLeod, el compacto jamaicano, único en bajar de 13 segundos este año, que se paseó en 13,27s también con el suelo mojado y sin tirar una valla por primera vez en las últimas carreras. 

Sin agua corrió el francés Dimitri Bascou (13,31s), que no debería dar demasiado miedo, y en la cuarta serie ganó también el joven estadounidense Devon Allen, el otro más rápido que Ortega este año. Tocó tres vallas y entró en 13,41s en la misma carrera en la que el también español de origen cubano Yidiel Contreras llegó 5º pero con la marca más rápida de los que no entraron entre los cuatro primeros (13,62s), por lo que acompañará a Ortega en las semifinales. La gran esperanza española en el tartán hasta que llegue Ruth Beitia pasa con el cuarto mejor tiempo, ya que también el estadounidense Ronnie Ash, vencedor en la última serie por delante del francés Pascal Martinot-Lagard, marcó 13,31s.

Sabina, otra eliminada

La otra española de la noche, la berciana Sabina Asenjo, se quedó lejos de entrar en la final de lanzamiento de disco. Con medias de futbolista y una toalla de la mano para sobrellevar la lluvia, se plantó en el círculo, se chupó la mano para mejorar el agarre del artefacto y consiguió su mejor marca de la sesión: 56,04m. Tuvo dos oportunidades de mejora. Cerró los ojos para buscar la concentración, pero no funcionó en los siguientes intentos: 56,22 metros y un nulo al estrellar el disco con la jaula. Ni se acercó a su récord de España de junio de este mismo año (61,89m).