No ha conseguido derrotar a sus récords ni a su carisma, pero el británico Mo Farah ha conseguido ya algo que ni Haile Gebrselassie ni Kenenisa Bekele consiguieron: el doble-doble del fondo, ganar dos veces los 5.000 y los 10.000 metros en la cita olímpica. A sus 33 años, el inglés que emigró a las islas desde Somalia sigue sin encontrar quien le haga sombra, especialmente en los últimos 400m. No es tan letal como las estrellas etíopes, que descolgaban a todos a falta de una vuelta, pero sus víctimas se deshacen definitivamente ante su turbo en la recta final.

La final que le igualó al finlandés Lasse Viren entre 1972 y 1976, la de los 5.000m, no ofreció ninguna novedad. El ejército africano intentó derrotarle otra vez sin armas efectivas. Los etíopes Dejen Gebremeskel y Hagos Gebrhiwet se turnaron en cabeza para llevar la final al filo de los 13 minutos a un ritmo constante (2.37 el 1.000, 5.15 los 2.000, 7.57 los 3.000...).

Farah subió hasta la cabeza del grupo cuando quiso, a falta de algo más de un kilómetro y dominó el escenario de la vuelta final. Le apretó el estadounidense de origen keniata Paul Kipkemoi Chelimo, pero se quedó a seis décimas de la victoria. Gebrhiwet debió conformarse con el bronce tras su trabajo. También de EEUU con pasado en Kenia es Bernard Lagat. Cuando competía por África apretó a El Guerrouj en la recta final de los 1.500m de Atenas. A los 41 años, llegó sexto en los 5.000m de Río. Pero el único rey ahora es Lagat, vencedor en 13.03.90 de su cuarto oro olímpico.

El sexto llegó unos minutos después para la velocista estadounidense Allyson Felix, que cerró el oro del relevo estadounidense 4x400m (3.19.06) por delante de Jamaica (3.20.34) y de Gran Bretaña (3.25.88). La californiana de 31 años, apodada 'patas de pollo' por su estilo de zancada, amplió así su dominio como la mujer con más oros olímpicos del atletismo después de conseguir el quinto el viernes en el relevo corto. Cinco de sus seis metales dorados han llegado en equipo. Su victoria en los 200m de los Juegos Olímpicos de Londres completa un palmarés trufado también con dos platas en la prueba de la curva (Atenas y Pekín) y otra en la vuelta a la pista de Río, donde solo cedió ante el 'planchazo' de Shaunae Miller. El relevo masculino de EEUU también venció con la última posta de LaShawn Merrit (2.57.30), también ante Jamaica (2.58.16) y Bahamas (2.58.49).

El oro cantado de la testosterona de Semenya

Parecían victorias tan claras como la de la sudafricana Caster Semenya en los 800m, el segundo oro de sudáfrica en el estadio tras la exhibición de Wayde Van Niekerk en los 400m. El fin de la obligación de tratarse con un tratamiento antitestosterona, la hormona masculina que su cuerpo produce de forma natural, ha devuelto su dominio sobre las mujeres de la prueba de las dos vueltas siete años después de su fastuosa aparición y victoria en el Mundial de Berlín.

En la final, incluso, se especulaba con que pudiera batir el récord mundial de la checa Jarmila Kratochvilova (1.53.28) en 1983, pero no pareció atacarlo con convicción. Pasó por la campana en 57,59 junto a Francine Niyonsaba, de Burundi, la dejó pasar y empezó a acelerar a falta de 200m. Batió el récord de Sudáfrica , propio con gran comodidad (1.55.28). Era la 11ª marca de la historia. Detrás llegó Niyonsaba (1.56.49) y la keniana Margaret Wambui (1.56.89).

La final de jabalina masculina se resolvió también con una marca muy destacable. El alemán Thomas Rohler, la gran sensación del año a los 24 años, se llevó el oro olímpico con un quinto intento de 90,30m que el keniano Julius Yego, el hombre que aprendió a lanzar con vídeos de Youtube, no pudo superar en los últimos dos intentos al lesionarse. Le valió su primer lanzamiento de 88.24m para ser plata. Otro lanzador extravagante para la tradición europea de la prueba, el trinitobagués Keshorn Walcott (85,38m) cerró el podio.