España necesitaba sonreír. El atletismo español necesitaba una razón para confiar en las posibilidades de sus deportistas. Entonces llegó Bruno. El velocista levanta sonrisas y se ha ganado a pulso y a zancadas la confianza de una nación, que miraba de reojo los juegos Olímpicos desde la piscina.

La semana que viene, Bruno retornará a Estados Unidos. Así lo confirmó a VAVEL su representante, Alberto Armas. En tierras americanas seguirá con sus estudios en Medicina, volverá a la vida rutinaria y proseguirá con los entrenamientos que le han hecho erigirse como uno de los grandes rivales a batir en el panorama de la velocidad mundial. Tokio 2020 queda lejos, pero Río de Janeiro también lo estuvo.

En el recuerdo todavía queda el vídeo en el que sale corriendo de zona mixta, tras enterarse de que su medalla no era la plata, sino la de oro. Tras el éxito en Ámsterdam, Hortelano capitaneó a Ruth Beitia la expedición de la Real Federación Española de Atletismo a Río de Janeiro. En la ciudad brasileña le esperaba la historia. Pero él no lo sabía. O mejor dicho, él fue a lo suyo. Porque él es así, sencillo, tranquilo, gracioso cuando hay que serlo, paciente y sobre todo fiel a un estilo, el suyo.

Redujo su propia marca, que ya era por entonces la mejor de todo el país, una vez más. En la Diamond League dejó el listón en 20.16, mientras que a lomos de su punto fuerte, los 200 metros lisos, dejó en las semifinales de Río de Janeiro la marca en 20.12. Pero que nada mal. Ahora bien, él lo tiene claro y ya lo dijo antes de la cita olímpica: no se pone metas. "No me pongo marcas, porque entonces significará que me estoy poniendo un límite", explicó a los medios de comunicación antes del Europeo de Ámsterdam.

El velocista español siempre ha dicho que su punto fuerte son los 200, pero que su gran apoyo es la familia. Allá por donde va, habla de ella, elogiándola y agradeciendo toda la dedicación, apoyo, trato e ilusión puestos en él. De hecho, su entorno familiar más cercano viajó a Río para apoyarle desde cerca, como mostró en sus redes sociales pasados unos días de la inauguración de los mismos.

No se clasificó para la final, quedando una única décima por detrás de su antecesor. Tampoco ganó medalla, pero se metió en el bolsillo a todo el país. Corría a las tres de la mañana pero mantuvo en vilo a toda una nación, pendiente del velocista que, con mucho trabajo y dedicación, ha dejado de ser promesa, para convertirse en estrella. Su gesto en señal de “con cabeza” ha dado la vuelta al mundo, casi tanto como sus sprints finales.