La inclusión del tope salarial y el Draft introdujo muchas novedades en la visión de la construcción de un equipo en el deporte en general. Lo que en un principio eran carreras cortas en el mismo equipo o entorno se convirtió, con la inclusión de las limitaciones económicas y la oportunidad para otros equipos de reforzarse, en un reto para los gestores de plantillas. "General Manager", vice-presidentes y presidentes de operaciones, las estructuras mega profesionales de la NBA han tenido que pensar como reforzar y reconstruir un equipo.
Los ciclos en NBA ahora mismo suelen durar entre 3 y 5 años. Al ser ascedente la mayoría de los salarios de jugadores, al final chocan con el tope y se hace obligado un traspaso o dejar libre al jugador. La limitación de la duración de los contratos en la liga de baloncesto a 5 años hace que constantemente los equipos tengan que renovarse. No es que el tope salarial ofrezca muchas alternativas así que hay mucho trabajo buscando jugadores, o convenciendo a las piezas. Muchos son únicos, necesarios o mediáticos. Es importante dar en la tecla adecuada, tanto en las elecciones como en los fichajes, desde el punto de vista económico como deportivo.
Como un rápido ejemplo de mala política, los Sacramento Kings se han convertido en una franquicia poco atractiva para ir. La inestabilidad institucional cuenta (de Sacramento a Seattle el entorno cambia mucho, y los propietarios), además de la inestabilidad deportiva, marcada por unas malas elecciones y traspasos desde que consiguieran la final de Conferencia Oeste ante los Lakers. Por poner un ejemplo, los Kings en las últimas cinco temporadas han dispuesto de elecciones entre los 10 primeros. De las cinco elecciones, tres ya no están en la franquicia (Evans, Biyombo y Thomas Robinson). Conseguir una buena base es primordial para el éxito. Muchos de los jugadores de los Kings jamás han estado en un All-Star por lo que no pueden socializar con otros jugadores, opción que parece clave en los últimos años en NBA. Otro ejemplo de mala gestión es Washington, quien ha tenido mala suerte en las rondas de Draft aunque llevan dos números tres y un número uno en las últimas cuatro temporadas.
Pero lo importante son los modelos de éxito, como se ha demostrado, desde un dúo o trío de figuras a un bloque sólido, todas las opciones son válidas si se dan las condiciones de química entre los jugadores y comunión con el entrenador. Actualmente la NBA es una amalgama de modelos deportivos y
confección de plantilla distintas. La diferencia con el deporte europeo es que la planificación suele hacerse a medio o largo plazo, por lo que equipos que hace dos o tres años parecían completamente fuera son ahora candidatos a todo. Golden State Warriors llevaba cinco temporadas sin entrar en Playoffs. Parecía que al deshacerse de su gran estrella Monta Ellis la travesía del desierto iba a ser mayor, más cuando el hombre que vino a sustituirle, Andrew Bogut, se perdió muchos partidos por lesión. La marcha de Ellis permitió la explosión definitiva de Stephen Curry, y el buen hacer de los Warriors en dos aspectos ayudó al éxito del equipo la pasada temporada: las acertadas elecciones de Klay Thompson y Harrison Barnes y los fichajes de reservas contrastados como Carl Landry o Jarrett Jack ayudaron a un equipo que no parecía contar para nada a llegar a la segunda ronda de Playoffs. La explosión de Curry, un jugador respetado y mediático, estuvo a punto de traer el fichaje de Dwight Howard, lo que hubiera colocado a los Warriors en la primera línea de la Conferencia Oeste.
El modelo dúo de estrellas, trío de estrellas o "Big Three"
Que un sólo jugador no gana un título, se sabe desde Wilt Chamberlain. El pívot más dominante de la historia se vio superado en sus primeros años por los Celtics de Bill Russell y Auerbach, un bloque liderado por sus dos piezas básicas en lo anímico, pero muy bien complementado por K.C. Jones y Tom Heinsohn, dos auténticos mitos. Mientras Chamberlain estaba demasiado sólo en sus Philadelphia Warriors y no fue hasta que bajó su aportación del equipo, del 35 % de los lanzamientos al 14 %, que no logró ganar el anillo. Regresando al siglo XXI, Los Ángeles Lakers comenzaron una época en que lo basaron todo en dos figuras de la liga: Kobe Bryant y Shaquille O'Neal. Tras el fin de la época del "showtime", con Pat Riley en el banquillo y Magic Johnson liderando en la cancha, los Lakers estuvieron apartados de las finales de Conferencia durante seis temporadas. Otro dúo de estrellas, Karl Malone y John Stockton, dominaban el Oeste, mientras Michael Jordan tiranizaba la liga los años en que estuvo en activo. Cuando no estuvo él, Hakeem Olajuwon y sus Rockets llenos de especialistas lograron la supremacía.
Los Lakers nunca se fueron, pero tuvieron años en que no llegaban a las finales de Conferencia. Aquellos años con jugadores útiles, muy prácticos, los Divac, Nick Van Exel o Eddy Jones. Pero faltaba algo. En 1996 comienza la reconstrucción con los fichajes de Kobe Bryant y O'Neal. Hay que pensar que los Lakers, que siempre estaban en Playoffs y en posiciones altas, no solían disponer de buenas opciones de Draft, así que tuvieron que moverse con traspasos y trabajando la agencia libre. Mientras Bryant maduraba, los Lakers fueron tomando forma. En la temporada 97-98 son los Jazz de Malone y Stockton los que impiden llegar a la final de la liga a los Lakers de un jovencito Derek Fisher, y en que Bryant era la tercera opción de lanzamiento tras O'Neal y Eddie Jones. Estaba claro que el futuro giraba entorno a Shaquille y Bryant, que entonces contaban con 26 y 20 años respectivamente. El cambio de las piezas de alrededor, así como la contratación de Phil Jackson, fueron lo que necesitaban. Es innegable la contribución de Jackson al equipo, si bien Del Harris, su antecesor, tuvo mucho mérito al crear ese equipo y dejar el punto de madurez necesario para dar el salto a ganar. Sin embargo fue el fichaje de jugadores especialistas en ganar títulos y estar en situaciones comprometidas lo que dio el cambio. Van Exel, Eddie Jones o Elden Campbell nunca habían estado cerca del anillo. Robert Horry, John Salley, Brian Shaw y Ron Harper sí. La consistencia de estos veteranos ilustres sustituyó la habilidad útil del antiguo bloque de los Lakers.
Una comparativa del porcentaje de acción de Kobe y Shaquille antes de 1999 y posteriormente. En el primero el porcentaje de tiros lanzados respecto al equipo, el segundo los puntos y el tercero las victorias. En 97/98 los Lakers tuvieron el mejor récord pero se quedaron en la final de Conferencia, en 98/99 consiguieron las semifinales de Conferencia en una temporada muy convulsa con tres entrenadores, en 99/00 llegó el anillo:
Matemática simple o casualidad, el año que O'Neal y Bryant sumaron más porcentaje de puntos del equipo, se completó una de las temporadas más brillantes de la historia de la NBA, sin renunciar, eso sí, a la valiosa experiencia de sus nuevos compañeros Horry, quien había ganado ya dos anillos con Houston, Shaw, quien había estado en la última época de los Celtics de Bird y había disputado finales de liga con Orlando, Ron Harper, base de la segunda etapa ganadora de Chicago con 3 anillos y John Salley, quien tenía 3 anillos en su haber con Detroit y Chicago.

En la época más cercana, el dúo se cambió por el triunvirato. Los Boston Celtics llevaban 5 temporadas sin alcanzar una final de Conferencia, y desde 1987 no llegaban a la final de la liga. El paso de la era Bird a la nueva fue traumática y lenta. A diferencia de los Lakers, que siempre estuvieron peleando con mejores o peores jugadores, los Celtics estuvieron muchos años sin llegar a los Playoffs, consiguiendo por ejemplo una racha de seis temporadas seguidas sin hacerlo entre 1995 y 2001. Fue con la pareja Paul Pierce - Antoine Walker que comenzaron a soñar de nuevo. Pero duró poco. Walker bajó mucho su rendimiento y los Celtics no supieron rodearles. Más que no saber rodearles, no supieron explotar a jugadores que después serían muy importantes en la liga. Tony Allen, quien se ha consagrado como un defensor exterior de primer nivel en Memphis, fue elegido en 2004 pero no se supo darle el rol necesario. Una grave lesión hizo el resto. O Al Jefferson, un especialista en anotación interior que le hubiera venido bien para complementar a Pierce. Por lo que fuera las elecciones de Draft no terminaron de funcionar: algunos, por razones extradeportivas como Delonte West, otros por falta de adaptación al juego NBA como Gerald Green o Troy Bell.
Los Celtics dieron el paso en 2007. Intercambiaron sus jóvenes elecciones de los anteriores años por dos estrellas de la liga: Kevin Garnett y Ray Allen. La diferencia aquí fue el hambre de ambos jugadores, que llevaban diez años en la liga frustrados por contínuos intentos de éxito y muchos "casi". En su primer año consiguieron el anillo y también lograron llegar a la final de 2010.
El último gran éxito del modelo del trío son los Miami Heat, quienes optaron por fichar a LeBron James y Chris Bosh ofreciendo un atractivo proyecto. El éxito inmediato del equipo condujo a que veteranos como Ray Allen quisieran unirse al equipo ganando menos dinero. Tres finales y dos anillos en tres temporadas ha sido el balance.
Algunos equipos históricos que han usado el sistema de dúo o trío:
- Seattle SuperSonics (Shawn Kemp y Gary Payton), finalistas de la Conferencia Oeste en 1994, finalistas de la NBA en 1996.
- Utah Jazz (Karl Malone y John Stockton), finalistas de la NBA en 1997 y 1998

Los bloques de jugadores contrastados
También ha habido equipos con el éxito basado en jugadores con cierta experiencia, sin carácter de megaestrella pero con años y años de trabajo en la liga. El ejemplo más claro son los Pistons campeones de 2004. El salario más alto era de 9 millones de dólares (Rasheed Wallace). Todos eran jugadores de cierta trayectoria en la liga en equipos menores pero sin llegar a ser estrellas consolidadas. Wallace había jugado en Washington y Portland durante 8 temporadas, Chauncey Billups llevaba siete temporadas en la liga y había jugado en Boston, Toronto, Denver y Minnesota sin destacar mucho. Richard Hamilton venía de tres años en Washington, igual que Ben Wallace. Rodeados de veteranos especialistas como Corliss Williamson o Elden Campbell (protagonista común en los Lakers de Kobe y O'Neal), un bloque de buenos jugadores contrastados puede llegar a ser un sistema de éxito.
Lejos del "glamour" y la farándula actual, los Nets tuvieron una época de relativo éxito a principios del siglo XXI. Y fue basándose en jugadores contrastados con varios años en la liga, la estrella y el principal de ellos era Jason Kidd. También contó con jugadores muy sobrevalorados financieramente como Bison Dele o Jim McIlvaine, sin embargo la columna vertebral del equipo eran jugadores sin el aura de estrella. A parte de Kidd, Kerry Kittles y Van Horn llevaban 5 temporadas en la liga, y Lucious Harris llevaba casi una década compitiendo a máximo nivel.
Quizás el bloque más famoso como tal sean los Pistons de finales de los 80. El jugador que más cobraba era Adrian Dantley, pero los primeros nombres que vienen a la cabeza son los de Isaiah Thomas, Joe Dumars, Bill Laimbeer y Dennis Rodman. Dantley era el especialista anotador, pero en esa temporada hasta 6 jugadores superaron los 10 puntos de media, en el siguiente gráfico se observa lo igualadas de las estadísticas en el equipo de los Pistons de la temporada 88-89:

Excepto Dumars, que todavía era joven, el resto eran jugadores de 28 años como mínimo, con un recorrido largo en la liga. Laimbeer llevaba ocho temporadas azotando a los pívots contrarios, Dantley había jugado con cuatro equipos anteriormente, Vinnie Johnson cumplía su novena temporada y Aguirre su octava en la liga. La fama que adquirió ese equipo de duro y rozando (por no decir, traspasando) las normas y la legalidad ha pasado a la historia, así como su solidez y su consistencia como bloque.

Los bloques de descubrimientos
También ha habido propuestas de éxito de jugadores desconocidos que una vez unidos, han encontrado la gloria como equipo. El caso más reciente, los San Antonio Spurs de Greg Popovich. Han consolidado una estructura en que aprovechan las máximas cualidades de jugadores prácticamente desconocidos. Por no ir a la prehistoria, no hace falta mirar muy atrás para ver el rendimiento que han dado jugadores como DaJuan Blair (número 37 de Draft de 2009), Danny Green (número 46 del mismo Draft) o Gary Neal, un jugador que sin pasar por el Draft y con una trayectoria sin brillo en Europa se convirtió en un más que digno suplente de Tony Parker. La habilidad de Popovich por sacar habilidades y recursos de donde no los hay no viene de hoy. Dando un vistazo a los Spurs campeones de 1999, temporada convulsa por el cierre patronal, encontramos a Mario Elie, un jugador que había sido elegido el 160 de del Draft de 1985 y doble campeón con Houston, a sus 35 años, con un rendimiento muy correcto. Steve Kerr, Sean Elliott y Avery Johnson eran otros veteranos ilustres del equipo. Y David Robinson, claro, el faro que guió al triunfo a los Spurs por detrás del buque insignia Duncan. En el campeonato de 2007 siguió con la fórmula de un equipo muy veterano, Finley (33), Brent Barry (35), Bowen (35), Horry (36), eran piezas muy valiosas a pesar de la edad. Popovich siempre ha tenido sus protegidos, sus jugadores en los que ha creído a pesar de ser muy desconocidos en su fase inicial de su carrera. Matt Bonner es el perfecto ejemplo de ello. Elegido el 45 de 2003, siempre ha tenido un segundo plano en los Spurs, pero siempre ha estado allí, en todas las batallas. Desde que en 2006 fichara por los Spurs es el único jugador junto a Duncan, Parker y Ginóbili que sobreviven al último anillo.
El último gran bloque de descubrimientos son los Pacers de la temporada 2012/13. Sin ninguna estrella clara, y con su teórico mejor jugador Danny Granger lesionado toda la temporada, los Pacers lograron clasificarse para la final de la Conferencia Este, con la explosión de algunos elementos desconocidos hace 365 días. Poca gente le diría a Lance Stephenson, número 40 del Draft de 2010, que iba a ser el escolta titular en la final de Conferencia ante los todopoderosos Heat. George Hill ha compartido vestuario con los Spurs de Popovich y los Pacers de Vogel. Sin ser un base estrella, se ha perdido sólo 21 encuentros si no contamos la temporada 11/12 donde se perdió 22 en su carrera.
Los Knicks de Pat Riley de mediados de los 90 también cumplen con el esquema de bloque con jugadores muy secundarios. Con Pat Ewing de gran estrella mediática y sobre la cancha, estaba rodeado de algunos jugadores con historias curiosas. John Starks no fue drafteado nunca, Anthony Mason fue el 53 de 1988 y consiguió unos dignos 10 puntos por partido. Doc Rivers, el comodín del equipo, fue el número 31 de 1983. Los Knicks llegaron a la final de 1994 ante los Rockets de Olajuwon y compañía.
Regeneración de un equipo
Para la regeneración de una plantilla hay que tener mucha habilidad, y algo de suerte. Suerte no en el sentido de un número de lotería de Draft u otro, sino en el sentido que otro no se adelante. Esa suerte que tuvieron los Bulls en 1984 cuando inexplicablemente Portland eligió a Sam Bowie por delante de Jordan. Es obvio que la pieza angular es un entrenador adecuado para llevar el proyecto adelante. Entrenadores que sean especialistas en sacar el máximo rendimiento de jugadores en sus fases iniciales de carrera. Y luego, dar con la tecla. En el principio se expuso el caso de los Washington Wizards y Sacramento Kings. Ambas franquicias son ejemplos de, a pesar de tener numerosas oportunidades, nunca han podido generar un equipo ganador. Las lesiones de John Wall, el garrafal error de la elección de Kwame Brown y la locura por los jugadores salidos de instituto de principios del siglo XXI, el comportamiento de DaMarcus Cousins, los cambios de entrenador constantes en Washington, las dudas institucionales de los Kings. Todo influye de cara a la reconstrucción de un equipo, a la buena gestión de los recursos. Los Oklahoma City Thunder tardaron cuatro temporadas desde que se crearon hasta que llegaron a la final. La sabia elección en jugadores (Durant, Westbrook, Ibaka) y un entrenador desconocido aunque solvente como Scott Brooks que supiera controlar sus jóvenes estrellas hizo el resto. Pero como se remarca al inicio del artículo, los ciclos NBA duran entre 3 y 5 años. Los Thunder ya tuvieron que vender a su sexto hombre James Harden, para poder alargar el ciclo. Es el precio que tienen que pagar los equipos NBA por la imposición del tope salarial. A medida que Ibaka y Westbrook fueron mejorando, se hizo necesario el traspaso de Harden, para mantener con grandes contratos a los otros dos jugadores.
Y es que estar en el lugar adecuado en el momento adecuado es muy importante, va de una ronda de Draft, o de un agente libre la posibilidad de formar un ciclo ganador o seguir terminando las temporadas en abril.
FOTO 1: Ray Stubblebine / Reuters
FOTO 2: Bettmann/CORBIS