Tras un primer partido de cuartos de final impropio de una ronda final de un Eurobasket, donde España pasó como un ciclón por encima de Serbia, la incertidumbre crecía con respecto al segundo partido. Una Eslovenia mejorada, con confianza, que con el calor de todo un pabellón lleno se enfrentaba a la Francia de Parker, que ha ido de más a menos en el torneo. Con mucho respeto hacía el rival, el partido empezó lento y muy impreciso, con los técnicos más pendientes de defender que de atacar. De hecho, casi pareció que en ciertos momentos se les olvidaba cuál es el sistema para ganar en baloncesto: meter el balón en el aro rival. Con poco acierto de cara al aro, las rotaciones llevadas a cabo tanto por Collet como por Maljkovic no surgieron efecto y se llegó al final de primer cuarto con un pírrico 12-10.

Mejoraron pero poco los siguientes diez minutos, donde Francia cogió el relevo en el marcador pero siempre moviéndose en ligeras ventajas, que nunca superarían los tres puntos. Ajinca, Batum y un incombustible Parker fueron los más destacados de un equipo galo que terminaría la primera parte por delante en el marcador (24-26). 

Parker, a su ritmo

Decidido a dar un golpe sobre la mesa, Francia empezó el cuarto con un parcial de 2-10 que marcaba las primeras diferencias significativas. Nada que no pudiera remontarse pero que ya suponía un aviso al rival. Si en Francia eran Ajinca y Batum los principales respaldos de Parker, entre los locales destacaban Nachbar y, sobre todo, Goran Dragic, que como estaba previsto mantuvo un intenso duelo particular con el veterano base francés de los Spurs.

En un encuentro donde cada punto suponía un esfuerzo inmenso, eran pocos los jugadores que se atrevían a dar un paso adelante. No era, pues, precisamente un partido de juego colectivo. En ese duelo de individualidades ganó Parker, más veterano que nadie, que al término del tercer cuarto sumaba ya 22 puntos. 

La ventaja francesa fue suficiente

Francia empezaba los últimos diez minutos de partido cinco puntos arriba, una ventaja que a la postre acabaría siendo suficiente para llevarse el encuentro pese a los esfuerzos de Eslovenia. El equipo de Maljkovic dio la sensación de no encontrarse cómodo en ninguna fase del encuentro pero menos en el último cuarto, donde solo tres jugadores sobresalieron y estuvieron al nivel esperado: los hermanos Dragic y Lorbek. Con una Eslovenia que bajó los brazos en los últimos tres minutos, Francia terminaría ampliando la ventaja hasta el 62-72 final. Una diferencia demasiado abultada que no refleja lo sucedido en el partido pero que hace justicia.

A falta de jugarse los dos encuentros que faltan de cuartos de final, la primera semifinal ya está servida, y promete emociones fuertes. Un España-Francia que seguro que será luchado e igualado, como ya viene siendo habitual en los duelos entre ambos países.  

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