Todo jugador de baloncesto sueña con jugar en la NBA y terminar su carrera con un anillo en sus dedos. Pero ese lugar no tiene cabida para todos. Solo los elegidos están destinados para llegar a la cima. Grandes nombres, que se encontraron en el momento y lugar erróneo, acabaron sus carreras sin saborear la victoria en la mejor liga del mundo.

Charles Barkley

El Gordo será recordado como uno de los mejores jugadores de la historia de la NBA. Unas grandes cualidades individuales. Un anotador y gran reboteador, que le llevaron a terminar su carrera con unos números superiores a los 22 puntos y 11 rebotes en 1073 partidos disputados en la mejor liga del mundo. En 1993 estuvo a punto de lograr el ansiado anillo. Terminó su primer año en los Suns con el mejor récord de victorias (62-20), que sirvieron para otorgarle el anillo. En Playoffs se deshizo de Lakers, Spurs y Seattle para alcanzar la final. Pero en su caminó se cruzó un enemigo temible.

Barkley tuvo un problema imposible de solucionar. Coincidió en tiempo y espacio con Michael Jordan. Y cuando eso ocurre solo se puede conocer la cara más amarga del deporte. La derrota. El mejor jugador de la historia quería su segundo anillo y Sir Charles no fue rival para él. Los Bulls solucionaron las Finales por 4-2. Barkley se quedó a un paso de la gloria. El paso más difícil de dar. Lo siguió intentando los años siguientes con los Suns y los Rockets, pero ya no volvió a disputar la última fase de los Playoffs. El ala-pívot perdió su oportunidad.

John Stockton y Karl Malone

Otro equipo que sufrió a Michael Jordan fue Utah Jazz. Una de las rivalidades más destacadas de los años ’90 dejó a Stockton y Malone como una de las parejas perdedoras de la historia. Dos jugadores que lo tenían todo para lograr el éxito. Stockton dirigía al equipo con maestreza, buscando siempre al compañero libre antes de intentar anotar. El base es el jugador con más asistencias (15.806) en la historia de la NBA. Malone era la entrega, el sacrificio, la lucha y el gran líder del equipo. Como en el caso de Bakley, disputó más de mil encuentros en los que promedió más de 25 tantos y más de 10 rebotes por noche. Unos números de leyenda.

Los Jazz de Stockton y Malone tuvieron su primera oportunidad en 1997. Se plantaron en la postemporada con un balance de 64-18, el mejor del Oeste y el mejor récord desde el nacimiento de la franquicia en 1979. Las tres primeras rondas fueron fáciles. 3-0 a los Clippers, 4-1 a los Lakers y 4-2 a los Rockets. Pero en la final, el rival más temido. Los Bulls de Jordan, que ya tenía cuatro anillos. Continuaba insaciable. El 23 no dio oportunidad a Utah y con un solvente 4-2 logró el quinto para la franquicia de Illinois. Stockton y Malone se quedaron a las puertas de la gloria. Ambos clamaron venganza y un año después se volvieron a encontrar en la misma situación. Otra vez las Finales. Otra vez los Bulls. Otra vez la derrota. Con 3-2 a favor de Chicago y la serie en Salt Lake City, Jordan logró el sexto y último anillo con la canasta más famosa de la historia del baloncesto para dejar a Stockton y Malone sin el anhelado anillo.

Ambos continuaron juntos tras otra final perdida, pero ya volvieron a alcanzar la ronda final de los Playoffs. Compartieron vestuario en los Jazz hasta 2003, pero ningunas Finales más. Stockton puso el punto final a su carrera, pero a Malone le quedaba una bala en la recámara. Tras la retirada de su compañero de batallas, hizo las maletas y se fue Los Ángeles para vestir el oro y púrpura de los Lakers. Malone llevó la maldición que le perseguía al equipo californiano. Ese año, los angelinos alcanzaron las Finales, pero cayeron estrepitosamente contra los Pistons. Malone se cansó de perder y ahí acabó su carrera en la NBA.

Pat Ewing

Pero el equipo perdedor por antonomasia se encuentra en el corazón de Nueva York. Tampoco Patrick Ewing pudo cambiar el rumbo de la franquicia. En 1985 llegó a los Knicks, que lo eligieron en el número 1 del Draft. Durante quince años estuvo luchando por llevar el anillo al Madison Square Garden, la meca del baloncesto. El mejor jugador de la historia de los Knicks tuvo su gran oportunidad en 1994. Todo hacía indicar que ese era el año de Ewing. Acabaron con la racha de tres anillos seguidos de Chicago tras apearles en semifinales de Conferencia. En la final del Este tuvieron que jugar siete partidos para derrotas a los Pacers de Reggie Miller, pero lo lograron.

Solo le faltaba la última ronda. Houston Rockets fue el rival. La batalla fue dura. Ningún equipo alcanzó los 100 puntos a lo largo de la serie. Partidos defensivos, ganados por muy pocos puntos de ventaja. Al final, el factor cancha acabó decidiendo. Los Knicks lideraron la serie por 3-2, con dos partidos por jugar en Houston. En el sexto, Olajuwon taponó un lanzamiento de John Starks en el último segundo que hubiera forzado la prórroga y, quién sabe, habría significado el título para los de la Gran Manzana. Nueva York perdió la oportunidad y los Rockets sentenciaron en el último y séptimo.

Ewing tuvo una reválida. En 1999 podría, por fin, haber subir hasta lo más alto. Tampoco lo logró. Otra vez un equipo texano, esta vez los Spurs. El destino estaba escrito. La estrella de los Knicks no podía ganar el anillo aquel año. Estaba reservado para uno de los mejores ala-pívots de la historia. Tim Duncan empezó a forjar su leyenda como jugador. San Antonio barrió por 4-1 a los de la Gran Manzana, que desde entonces no saben lo que es jugar unas Finales NBA.

Reggie Miller

Indiana Pacers también sufrió el maleficio del jugador vencido. Reggie Miller vistió durante 18 temporadas la elástica de la franquicia de Indianápolis. El segundo mejor triplista de la historia -2.560 lanzamientos de tres anotados, solo superado por Ray Allen- lo intentó con todas su fuerzas pero como le pasó a Barkley, Malone, Stockton y Ewing, sus esfuerzos no sirvieron absolutamente para nada. Reggie Miller tuvo una oportunidad, que no supo -ni pudo- aprovechar. En el 2000, los Pacers se presentaron a unas Finales por primera vez en la historia de la franquicia. Enfrente, los Lakers de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant. Dos de los mejores jugadores de la historia no dieron ni una posibilidad a los aguerridos Pacers. 4-2 y otro de los grandes jugadores sin premio.

Allen Iverson

La historia le tenía un hueco reservado. Pero el destino y sus malas maneras le apartaron de la victoria. Allen Iverson llegó a la NBA en 1996 para liderar el relevo generacional de Miachel Jordan. Un base explosivo, de solo 1.83 pero con unas condiciones atléticas impecables, y un gran anotador -primer jugador desde Jordan en encadenar dos temporadas por encima de los 30 puntos de media-. Iverson hizo que los aficionados de Philadelphia volvieran a sonreír. Se encontró con un equipo que no alcanzó la veintena de triunfos para cinco años después, en 2001, devolver a los Sixers a las Finales 18 años después.

Otra vez la maldición. Los mismos Lakers que dejaron a Miller sin éxito se cruzaron en el camino de Iverson. O’Neal y Bryant formaban una de las mejores parejas de la historia y eran prácticamente invencibles. Ni el MVP Iverson ni adelantarse en la serie fueron suficientes. El base no pudo alcanzar el anillo. A partir de ahí su rendimiento fue cayendo exponencialmente hasta acabar con problemas económicos y retirándose nada más comenzar la vigente temporada.

De Melo a Durant

En el Draft de 2003 llegó la mejor horneada de novatos de la última década. LeBron, Wade, Bosh y Melo estuvieron entre los cinco primeros. Tres de ellos -el Big Three de Miami- ya sabe lo que es saborear el título de la NBA. A Melo todavía se le resiste. No pudo ni en Denver ni lo está logrando en los Knicks. Tiene el talento para ser una súper estrella, pero no –de momento- para llegar hasta la cima. Otros jugadores actuales están en la misma situación. Es el caso de Nash. Dos veces MVP de la liga, pero nunca ha alcanzado unas Finales. Llegó a los Lakers más caros de la historia, pero naufragaron. Tampoco puede superar esa barrera Kevin Durant. Le quiere disputar el trono a LeBron James, pero cuando llega la hora de la verdad no es capaz de hacerlo. Grandes nombres. Muy buenos jugadores que están forjando un camino para convertirse en estrellas estrelladas.

Fotos: azcentral.com, bleacherreport.com, nba.com y cbssports.com