Houston Rockets venció la pasada madrugada en el TD Garden de Boston a los Celtics por un marcador de 104 a 92, liderados en anotación por Dwight Howard (32 puntos), que esta vez ofreció la cara de la moneda en su juego, pues ni el tan temido Hack a Howard recurrido por los Celtics en el último cuarto pudo mermar su excelente encuentro. Pero el controvertido center ex Lakers vive de los balones que le hacen llegar sus compañeros, quienes esta vez lucieron su versión más generosa para con Howard, ya que Jeremy Lin firmó 9 asistencias, bien secundado por Chandler Parsons, que volvía a vestirse de corto tras cinco partidos ausente, saldados con tres derrotas y dos victorias por su equipo. Por su parte, los Boston Celtics sumaron su novena derrota consecutiva, lo que les ha hecho caer fuera de las posiciones de playoffs. El equipo del "imberbe" entrenador Brad Stevens se encuentra inmerso en una crisis de resultados de la que parece que les costará salir, pues las lagunas en su juego y sobre todo en la defensa son cada vez más duraderas. Aun así, habría que destacar el encuentro de dos de sus pequeños, Avery Bradley y Jared Bayless, sobresalientes en el primer y último cuarto respectivamente.

El partido comenzó de manera mucho más esperanzadora para Boston. Los Celtics impusieron desde el principio un ritmo frenético, con posesiones cortas y lanzamientos rápidos sin prácticamente ninguna circulación de la pelota, haciendo pagar con su propia moneda a los texanos horribles en la transición defensiva. Avery Bradley arrancó el partido con 11 de sus 24 puntos,  todos al más puro estilo D’Antoni que suele verse por otros lares. Sullinger, máximo reboteador ofensivo de la liga con 42 capturas (6 de ellas en este encuentro), hacía de las suyas aprovechando que Howard estaba todavía poco implicado en el juego debido a los pocos balones recibidos en la pintura. Los Rockets estaban atascados ofensivamente. Su juego de aclarados y penetraciones estaba siendo bien defendido por los Celtics, mientras que James Harden no encontraba posiciones cómodas para mirar al aro. Boston completaba un partido perfecto, con intensidad e intimidación en defensa y acierto en ataque explotando la fórmula del recibir y tirar. En cambio, Houston al cierre del primer periodo presentaba menos de un 30% de acierto en el tiro y solo un triple, una de sus principales armas.

Segundo y tercer cuarto texanos

Sin embargo, la exigencia física que requería el juego de Boston se diluyó pronto. Houston arrancaba con un parcial de 9 a 2 que les ponía a solo un punto (28 a 29). Con un quinteto pequeño en pista que colocaba a Terrence Jones como pívot, los Rockets mejoraron considerablemente en ataque, aprovechando además el atasco ofensivo de la segunda unidad Celtics. Boston apenas anotó seis puntos en los primeros seis minutos del segundo cuarto, practicando un juego demasiado estático fácilmente defendible por sus rivales. Si bien en el primer periodo el contraataque les había reportado grandes beneficios, en el segundo les fue imposible correr ante mejoría defensiva de los texanos.

"Howard campaba a sus anchas en la pintura beneficiándose del festival Lin"

Houston ofreció muy buenos minutos ofensivamente hablando, cambiando su habitual juego de triples por constantes penetraciones al aro promovidas por Parsons, Lin o Harden. Además, Howard empezaba a destrozar el aro contrario, ofreciendo grandes jugadas al poste. En los últimos cuatro minutos de la primera parte, los Rockets infligieron a su rival un parcial de 17-8, corriendo y anotando con suma facilidad, máxima expresión del "estilo Rockets". Los Celtics estaban bloqueados en ataque, como atestiguan sus 16 puntos en el segundo periodo. Su backcourt incidía en tiros demasiado precipitados y pecaba de malas lecturas de juego. Finalmente, al descanso se llegó con el marcador 52 a 43.

El tercer cuarto acabaría por romper el encuentro. Los Celtics continuaron con la tónica del segundo periodo, es decir, tomando decisiones erróneas. Cada mala decisión de los hombres de Boston era castigada por Houston, como sucedió con dos triples anotados de manera consecutiva en posiciones excesivamente cómodas. El parcial inicial de la segunda parte fue de 10 a 2 para los Rockets, quienes practicaban su mejor baloncesto. Velocidad en la pista, asistencias al contraataque (16 llevaban a estas alturas de encuentro) sobre todo de un inspirado Lin, y buenas jugadas rápidas de pick and roll. Howard campaba a sus anchas en la pintura una y otra vez aprovechando el festival pasador de Lin.

La defensa de los Celtics se había quedado en los vestuarios, así como su fluidez en ataque. Apenas existía la circulación de bola en Boston. Lanzaban prácticamente sin preparar jugada, lo cual bajó sus porcentajes hasta un 37% de acierto. Solo Bradley estaba aportando algo en ataque. A falta de 2 minutos para el final del cuarto la distancia era ya de 20 puntos (79 a 59).

Bayless muestra el "orgullo verde"

El último cuarto comenzaba con los suplentes de Houston en pista. La holgura del resultado trajo relajación en el bando texano, a pesar de que los "orgullosos verdes" empezaban a mostrar precisamente ese orgullo. En cuatro minutos los Rockets ya contabilizaban tres pérdidas para un parcial de 0-6. Jerryd Bayless recortaba diferencias para su equipo, secundado por un Marshon Brooks marginado en la rotación y que en sus primeros instantes en el partido ralló a buen nivel. Bayless hizo honor a su fama de “microondas”, pues sumó nada menos que 15 puntos en este cuarto, primero manteniendo a su equipo a 13 puntos y más tarde colocándolos a 10 merced a un gran triple. Con marcador 93-83 llegó el momento del Hack a Howard tan temido por los aficionados de Houston. No obstante, y pese a que Howard registró un pobre 10 de 18 en tiros libres, Boston no pudo reducir apenas la ventaja llegando al final reglamentario del “Hack” (últimos dos minutos) 10 abajo. Los Celtics, que se llegaron a poner a siete puntos, dejaron escapar su última oportunidad de nuevo por su desacierto en el tiro.