Houston Rockets logró una victoria de peso en su lucha por escalar posiciones en el competido  Oeste ante el mejor equipo hasta ayer de la Conferencia, los Portland Trail Blazers, máximos anotadores de la NBA con más de 109 puntos por encuentro. El partido prometía un marcador holgado, con una propuesta de ritmo alto por parte de ambas franquicias, donde la libertad en el lanzamiento y la predilección por el triple son casi una religión. Si según los expertos de la liga, el tiro de media distancia está en peligro de extinción  en favor del lanzamiento exterior es por conjuntos como los que ayer se dieron cita en el Toyota Center.

El encuentro estuvo dominado desde el primer cuarto por los Houston Rockets. El quinteto inicial de Houston completó una sobresaliente actuación al sumar 103 puntos entre todos ellos. El center lituano Donatas Motiejunas cumplió como sustituto del lesionado Terrence Jones, aportando 9 puntos y 9 rebotes en los 20 minutos que estuvo en pista.

Los Rockets arrancaron el encuentro de manera impecable al anotar ocho de sus nueve primeros lanzamientos. Los texanos anotaban con una facilidad pasmosa, aprovechándose de la pasividad de los Blazers, totalmente superados ante lo que se les venía encima. El parcial inicial fue de 9 a 23 con un Chandler Parsons al que "se le caían los puntos de las manos" y ya firmaba 10 puntos en los primeros cinco minutos. Houston en los primeros compases ofreció un homenaje al baloncesto ofensivo.  Anotó sus cuatro primeros lanzamientos exteriores, sin apenas oposición de Portland, quien dejaba a los tiradores texanos solos en la esquina con demasiada asiduidad. Además, Howard se divertía en pista, primero con Robin López y después con Joel Freeland, que en apenas dos minutos ya había hecho tres faltas al center de Houston.  El cuarto concluyó 39 a 28 y Houston promediaba un 73% en tiros de campo, con solo seis fallos en 22 lanzamientos.

"No había forma de parar a Howard, ni con López, quien sufría sus movimientos al poste"

El inmaculado porcentaje exterior de Houston hizo reajustar la defensa a Terry Stotts, aunque en los primeros instantes el más beneficiado fue Dwight Howard. La amenaza en el triple generaba espacios para el uno contra uno de Howard frente a su defensor. El pívot comenzó el partido con un 6 de 6 en tiros de campo. No había forma de pararlo, ni siquiera con la presencia de un gran bregador como López, quien sufría los buenos movimientos al poste de Howard, algo pocas veces visto en él. Los Rockets arrancaron el cuarto con un parcial de 8 a 0, poniendo la distancia casi en los 20 puntos.

Los Blazers seguían horribles en defensa, tanto en zona como en marcaje individual. Las ayudas defensivas llegaban muy tarde derivando en canastas fáciles o en asistencia al jugador que había quedado sin marcaje. De todas formas, si por algo no debe admirarse este equipo es por su excelencia en la defensa. Los titulares de Portland durante los dos primeros cuartos apenas acertaron de cara al aro. Por ejemplo, Lamarcus Aldridge, jugador franquicia y líder de los de Oregon, apenas contaba con 7 aciertos en 17 tiros de campo al final del periodo. Ante el atasco del quinteto titular, la segunda unidad suplió la anotación con unos meritorios 12 puntos en los pocos minutos que disfrutaron en pista. Damian Lillard no se encontraba cómodo en pista, excesivamente errático en el tiro y en sus penetraciones “marca de la casa”. No obstante, un parcial de 7-0 a falta de un par de minutos para el descanso, reducía la distancia a 15 dejando algo de margen a la remontada.

La primera parte concluyó 71 a 56 para Houston. Su cartilla en el tiro exterior era de 10 triples de 13 intentados. Parsons ya contaba con 19 puntos y Howard con 15. Por su parte, Aldridge lideraba a Portland en anotación con 16 puntos.

Portland lo intentó

A pesar de que la primera parte de Houston había sido prácticamente perfecta, la sensación era que los Blazers, quienes habían mantenido su ritmo habitual de la temporada, a base de defensa y de un poco más de acierto revertirían la situación. El mejor basket de Houston “solo” les había llevado a distanciarse en 15 puntos.

El panorama a la salida de los vestuarios auguraba los peores pronósticos para los texanos. Lillard y Aldridge lideraron un parcial de 14- 8 para los Blazers. Habían mejorado la defensa, impidiendo anotar tan fácilmente a los Harden y compañía y reduciendo la sangría de puntos. No obstante, no conseguían sobrepasar la distancia de 10 puntos. López mejoró en su labor defensiva sobre Howard, provocando que éste firmara al final del cuarto un 8 de 13 en tiros de campo. Wesley Matthews con un triple establecía el más seis para Houston, a posteriori, la menor diferencia de lo que restaría de encuentro. James Harden y Parsons volvieron a colocar a los suyos a 12, distancia que se mantendría durante los siguientes minutos.

Lillard, muy gris en la primera mitad, había mejorado algo su aportación al partido. Dejó patente su nivel allstar mediante varias acciones, entre ellas varias penetraciones exquisitas, que dieron esperanza a Portland cuando más cerca estaban de la remontada. El tercer periodo acabó con un triple psicológico de Lin, pues el parcial del cuarto, el mejor de los Blazers, se igualaba (35-35). Este periodo, aunque la anotación fue muy alta, trascurrió demasiado lento, con ambos conjuntos cortando el juego con frecuencia a través de las faltas.

El último cuarto arrancó con los dos equipos erráticos en el tiro. Harden, máximo anotador de la NBA en los últimos cuartos después de Stephen Curry, ponía con un triple a 18 a los suyos. Lillard y Matthews acercaban a 11 a Portland, pero de nuevo salió Parsons, indudable MVP del encuentro, para con cinco puntos consecutivos volver a colocar a su equipo a 18 (106-124). En este momento, Terry Stotts prefirió reservar fuerzas para el importante duelo de mañana en Oklahoma. Así pues, a falta de tres minutos dio entrada a la segunda unidad al completo, dando por concluido el partido.