La tarjeta de presentación de este joven de 20 años son sus 1,95 metros y sus poco más de 100 kilos de peso. Unos atributos físicos que junto a su velocidad, le han hecho un espléndido defensor - de hecho hubo partidos en Oklahoma State en los que defendió incluso a ala-pívots - y a tener una capacidad finalizadora cerca del aro muy llamativa.

Biografía

Natural de un pequeño municipio del estado de Texas, Marcus Smart despuntó jugando precisamente allí, en la ciudad que le vio crecer, en el instituto Flower Mounds. Allí destacaba por un juego completo y efectivo, aunque su posición era difusa, entre un escolta y alero con una notable capacidad para el pase. El Edward S. Marcus High School solo perdió 6 encuentros de de 121 partidos disputados y Marcus Smart fue MVP de la Final Four de Texas, allá por el año 2011.

Trayectoria en Oklahoma State

Con becas deportivas ofrecidas por universidades tan prestigiosas por sus programas de formación baloncestística como Kansas o North Carolina, Smart se decantó por Oklahoma State. Una vez en allí, Travis Ford, entrenador de los Cowboys, redefinió su posición en la cancha: a partir de ese momento sería el base del equipo.

La temporada 2012-13, la primera en ese rol, la cumplió con unas estadísticas anotadoras que no defraudaron, pero su ratio de asistencias/pérdidas denotaba esa falta de experiencia jugando en la posición: casi una pérdida de balón por cada asistencia (el ratio ideal se considera de 3:1). Sus promedios alcanzaron los 15,4 puntos, 5,8 rebotes y 4,2 asistencias. Perdía el balón en un alarmante porcentaje; concretamente en 19 de cada 100 posesiones.

Acabada la temporada, decidió volver a la Universidad para así seguir perfeccionando su juego como point guard. Sus cifras se mantenieron similares - llegó a los 18 puntos por encuentro -, pero su ratio mejoró, acercándose a uno más aceptable de 2:1. Bajó su porcentaje balones perdidos hasta un 14% de sus posesiones.

Virtudes, defectos y problemas de actitud

Uno de sus grandes defectos es la canalización de sus emociones. Aunque juega con una actitud realmente competitiva, han habido veces que sus emociones le han jugado una mala pasada. Esta incapacidad para mantener la compostura es uno de los factores que pueden hacer que algunas franquicias pasen de largo de él (además de los problemas con su supensión, de los que hablaremos en líneas siguientes). Un caso muy sonado fue el que ocurrió en un encuentro frente a Texas Tech, donde arremetió contra un fan de los Red Raiders.

Pero bien canalizada, su actitud y carga emocional puede ser una de sus grandes virtudes. Hace las pequeñas cosas: un balón suelto, luchar por un salto entre dos, forzar una falta en ataque...

Su capacidad de atacar el aro es la faceta más importante de su juego ofensivo. Puede finalizar en contacto con gran eficacia y sus viajes a la línea de tiros libres han sido numerosos a lo largo de la temporada en la Conferencia de la División I universitaria, la Big 12: ha lanzado tiros libres una media de ocho ocasiones por encuentro. Aunque su manejo de balón es mejorable debido a su pasado como forward, suple esa carencia en sus penetraciones a canasta con una gran rapidez y potencia física. La misma que le hace ser un excelso reboteador, tanto en ataque como en defensa (casi 6 rebotes en la 2013-14).

Con 182 tiros libres en la 2013-14, fue el máximo lanzador en la Big 12

Esta potencia física es culpable también de que saque provecho de jugadas en el poste: 5% de sus posesiones vinieron desde aquí, cifras comparables a aleros de esta clase de 2014. Es una centella en los contraataques.

Aunque es un base anotador, sus instintos para asistir están ahí. Debido al sistema ofensivo de los Cowboys de Oklahoma, Smart no ha ejecutado el pick and roll tanto como alguno de sus compañeros. Sus asistencias venían de penetraciones a canasta y pasando debajo del aro o atrayendo jugadores a la zona y asistiendo hacia el perímetro. También ha sido un pasador muy efectivo desde el poste o en transiciones ofensivas.

La defensa es uno de sus puntos fuertes. Gran QI defensivo, desplazamiento lateral y anticipa muy bien las líneas de pase (casi 3 robos por encuentro); unido a su gran tamaño, su fuerte contextura física y su rapidez hacen de él un temible defensor de perímetro en este draft.

Su asignatura pendiente es su suspensión: mala mecánica

Además de su dificultad para controlar su actitud, su gran asignatura pendiente es su suspensión: mala mecánica y malos hábitos, unido a una terrible selección de tiro (realiza tiros punteados más de la cuenta, además de que fuerza tiros con mucho tiempo de posesión), hacen que su eficiencia, sus porcentajes, sufran. Baja el balón hasta las rodillas y gira demasiado su cuerpo al tirar. Casi la mitad de sus tiros de campo vinieron desde el perímetro, donde solo anotó el 30% de ellos.

Otro de sus defectos es su ratio de asistencias/pérdidas. Aunque como ya mencionamos arriba ha mejorado esta campaña, aún tiene trabajo por hacer. Su constante mentalidad de mirar hacia el aro le hace perder muchos balones, sobre todo porque no tiene un manejo de balón excepcional. A veces se complica demasiado y falla en hacer el pase fácil.

Pierde la compostura y además se ha ganado la reputación de flopper en el baloncesto universitario. Tendrá que rascarse el bolsillo si pretende mantener ese mal aspecto de su juego en la NBA.

Marcus Smart es un jugador que defensivamente está preparado para el siguiente nivel. Su potencia física y rapidez le permite finalizar en la zona y defender varias posiciones. Tiene que mejorar mucho su suspensión, pero quien apueste por Smart, se llevará a un chico con una mentalidad ganadora. Eso sí, habrá que domarlo primero.

Previsión en el draft: elección 4-7