Llegaba el ansiado día para los aficionados y jugadores del Herbalife Gran Canaria, el día en que jugarían la primera final de su historia, ante su afición y en un Gran Canaria Arena lleno a reventar. Aunque el hecho de jugar la final ya es un premio para el equipo de Aíto, ganar la competición inauguraría las vitrinas del modesto cuadro amarillo y además certificaría un pasaporte para la Euroliga 2016. Casi nada.

Con tintes de Euroliga se presentaba el encuentro. El rival, el todopoderoso Khimki de Moscú, perfectamente podría estar compitiendo en el ‘Last 16’ o los cuartos de final de Euroliga que recientemente se han resuelto. Por presupuesto, plantilla y aspiraciones, es un equipo al que la Eurocup se le queda pequeña. Como referente, Tyrese Rice, flamante MVP de la competición y verdugo de otro equipo español en una final: el Real Madrid en la última Euroliga que ganó el Maccabi con una exhibición del norteamericano.

Dominio ruso desde el inicio

Y desde el principio dejo claro el equipo de Kurtinaitis que tenía la intención de demostrar su poderío y llegar a Rusia con los deberes hechos. Eulis Báez abrió el marcador de la final, pero tras esa canasta llegó un parcial de 0-8 para los rusos que se movían por la pista al compás que marcaba el eléctrico Rice, quien superaba con comodidad la intensa defensa de Tomás Bellas gracias a su velocidad y habilidad. Sin embargo, con paciencia los amarillos lograron romper el entramado ruso y encadenar un parcial de 7-0 para ponerse nuevamente por delante en el marcador pasado el ecuador del primer periodo (9-8).

Eurocup

Pero ahí estaba Paul Davis, infalible en el tiro de dos puntos durante todo el partido, para volver a poner orden en el ataque ruso, superando con una exhibición de fundamentos la intimidación del gigante Edy Tavares. 10 fueron los puntos que anotó el ex jugador del Baloncesto Sevilla en el primer cuarto, un cuarto que terminaba con mínima ventaja rusa (19-21). Posteriormente volvió a intentar romper el partido el conjunto de Kurtinaitis, moviendo el balón con mucha fluidez y limpieza y mareando la voluntariosa defensa amarilla.

El Khimki logró ponerse 10 puntos arriba al inicio del segundo periodo, merced además de su fluidez ofensiva, a una defensa muy activa que tenía como principal premisa evitar que llegaran balones dentro a Tavares, alejar al caboverdiano del aro y obligar a los amarillos a jugárselo todo desde el triple, donde la suerte no acompañaba y sólo Kyle Kuric lograba sumar aunque de forma intermitente.

El Khimki capturó 23 rebotes al descanso por 10 del Granca

Pero la intensa defensa rusa tuvo consecuencias como alcanzar pronto el bonus, por lo que el cuadro de Aíto García Reneses encontró una forma de sumar lentamente mientras trataba de cerrar los huecos en defensa. Esta leve reacción fue lo que permitió al Granca recortar diferencias en el entretiempo (33-40), donde a nivel estadístico destacaba especialmente la superioridad rusa bajo los tableros, capturando más del doble de rebotes que el conjunto canario (23 a 10). Además, Entre Vyaltsev y Paul Davis sumaban 20 puntos, 10 cada uno, mientras que el peso anotador amarillo caía sólo en Kyle Kuric (9 puntos).

Reacción orgullosa del Granca

El encuentro se reanudó con un Granca más agresivo y orgulloso, que tiró de pundonor para hacer soñar con la remontada a sus aficionados. Y en el orgullo suele destacar el dominicano Eulis Báez. El ala pívot se multiplicó en ambos lados de la pista, forzó faltas, corrió el contraataque y sumó hasta 12 puntos en el tercer cuarto para sumar 18, con los que acabaría el partido.

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Pese a que el Khimki continuó anotando de inicio, la intensidad amarilla se hizo notar y Tyrese Rice comenzó a tener problemas en la circulación, encadenando varios ataques consecutivos en los que los de Kurtinaitis no lograban ni siquiera tirar a canasta. Fruto de ello, Herbalife Gran Canaria se acercó a dos puntos y posteriormente tuvo un triple en manos de Tomás Bellas para igualar el encuentro. Pero en ese lanzamiento, el aro escupió el balón y con él las esperanzas amarillas de remontar.

Con tres puntos de ventaja para el cuadro moscovita y menos de 10 segundos por jugar, el finlandés Petteri Koponen agarró el balón, se plantó ante Txemi Urtasun en una esquina a seis metros del aro y con un paso atrás se deshizo de la defensa del navarro para finalizar el tercer cuarto con 54-59 para los suyos. Fue el preludio del huracán ruso que pasó por el Gran Canaria Arena en el último periodo, donde dejaron sentenciado el partido y la final de la presente Eurocup.

Un parcial de 1-16 decantó la final del lado ruso

Fue en este último cuarto cuando el conjunto de Rimas Kurtinaitis se dedicó a dar un máster en tiro exterior, movimiento de balón, intensidad defensiva y aplastamiento al rival. Primero fueron Egor Vyaltsev y Sergei Monia desde el triple. Luego Paul Davis bajo el aro y posteriormente Koponen, otra vez desde el triple, quienes se encargaron de silenciar el ánimo de unos aficionados que asistían a una exhibición de talento imposible de igualar. El parcial fue de 1-16 para alcanzar los 20 de ventaja (55-75), aunque ahí no acabaría el calvario local.

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Rice dio la puntilla a los amarillos

Faltaba por llegar Tyrese Rice, que había dejado pinceladas de su talento en el primer cuarto pero faltaba su huella en el partido. Kuric trató de levantar a los suyos con varios triples consecutivos, pero Rice decidió ganarse incluso el aplauso de los aficionados locales con dos jugadas de idéntica brillantez y al alcance de los más talentosos: marear a Tomás Bellas en el perímetro y, haciendo dote de sus fundamentos, anotar dos triples frontales sin tocar siquiera el aro y aniquilando la pegajosa defensa del base madrileño.

El 66-91, si bien refleja la clara superioridad mostrada por el conjunto ruso durante todo el partido, probablemente se antoje excesiva para un equipo insular que compitió con orgullo e ilusión durante 30 minutos. Sin embargo, el parcial de 12-32 del último cuarto acabó despertando al cuadro de Aíto de uno de los sueños más bonitos y ambiciosos que recuerda la entidad claretiana. Llegó la primera derrota europea a un Gran Canaria Arena que por primera vez ha albergado los 12 encuentros posibles en la competición, el sueño de todos los participantes. La dura derrota no debe empañar la brillante trayectoria del Herbalife Gran Canaria, que viajará a Moscú sin opciones de victoria final pero con la misión de disfrutar de una final que puede que no vuelva a repetirse.

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Sobre el autor
Gerardo Mayor
Periodista grancanario. Amante del deporte y el coaching. Antes, en el Herbalife Gran Canaria; ahora editor en VAVEL, escribiendo además sobre Liga Adelante, UD Las Palmas y Herbalife Gran Canaria.