Pocos creían en Marcus Slaughter cuando llegó en junio de 2012 al Real Madrid. El americano llegaba procedente del Brose Baskets alemán y en su carrera no había jugado todavía en ningún equipo grande. Pero Slaughter demostró pronto su implicación en el proyecto del conjunto blanco, con una energía espectacular cada vez que saltaba a la pista. Su habilidad defensiva quedó en seguida de manifiesto y su profesionalidad siempre ha sido máxima a pesar de pasar por momentos difíciles. Hoy nadie discute a un Marcus Slaughter que es una de las claves de este Real Madrid campeón de todo.

Va por Jemall

En la familia Slaughter se respiraba baloncesto. Su padre Dwight fue un exitoso jugador universitario que rozó con la yema de los dedos el sueño americano de jugar en la NBA, y su hermano Jemall siguió sus pasos. Jemall Slaughter iba para estrella, las universidades se lo rifaban y su padre presumía de futuro hijo NBA. Pero todo se truncó una noche en mayo de 1996, cuando el joven Jemall recibía un disparo en el corazón y fallecía a los 18 años.

Aquella fatídica noche fue un jarro de agua fría para la familia. Especialmente para Marcus, que siempre vio en su hermano Jemall un ejemplo a seguir. Marcus no fue a la escuela durante meses y acudió al psicólogo de forma habitual hasta que su padre se cansó y le dijo: "Es tu turno". Marcus aceptó el reto. El pequeño Slaughter comenzaba su andadura en el baloncesto con un sólo objetivo: seguir los pasos de su hermano mayor. Marcus heredó el dorsal 44 de Jemall y lo ha lucido en todos los equipos por los que ha pasado. Iba por su hermano, iba por Jemall.

Probando suerte por toda Europa

Marcus Slaughter comenzó a jugar al baloncesto muy tarde. A él nunca le llamó especialmente la atención este deporte, pero sus dos metros le convertían en un privilegiado para practicarlo. Slaughter empezó a destacar muy pronto, algo totalmente inesperado teniendo en cuenta su tardía puesta en escena, y eso le llevó a la Universidad de San Diego State, donde se formó. Pero el sueño de la NBA se desvaneció tras ser descartado primero por los Lakers y después por los Miami Heat, por lo que nunca llegó a debutar en la mejor liga del mundo.

Eso le llevó a probar suerte en el baloncesto europeo siendo muy joven. Turquía, Israel, Francia, Alemania, España... Antes de fichar por el Real Madrid, Slaughter jugó en muchos países del continente europeo y nunca encontró estabilidad, cambiando de equipo cada verano. El Madrid se fijó en él cuando el americano militaba en el Blancos de Rueda Valladolid en la 2010/11. Slaughter cuajó una gran temporada, llevando al equipo a la Copa del Rey y recibiendo el premio al jugador más espectacular de la Liga Endesa. El Madrid le hizo un guiño en la visita del Valladolid a la Caja Mágica esa temporada, regalándole la elástica blanca con el 44 y el nombre de su hermano Jemall a la espalda. Ese homenaje fue un adelanto del fichaje de Marcus por el Real Madrid. Un año de transición en Alemania y fichaje confirmado. Slaughter era nuevo jugador madridista.

Líder defensivo del Madrid campeón

Slaughter llegó al conjunto blanco en junio de 2012. Desde el principio se convirtió en un jugador clave en los sistemas defensivos de Pablo Laso y su pasión y energía cada vez que pisaba el parqué hacían de él un jugador especial. Sus alleyopps levantaban cada semana a la afición madridista de sus asientos y muy pronto Masacre se convirtió en uno de los favoritos del Palacio. Su amistad con otro fichaje de ese verano, Dontaye Draper, fue más allá, y cuando coincidían en la pista formaban un tándem defensivo que hacía del Madrid un equipo impenetrable. Siempre a la sombra de los Sergios, Rudy, Felipe o Carroll, Marcus asumió su rol y se convirtió en una pieza clave del equipo. En sus dos primeras temporadas, Slaughter conquistó dos Supercopas, una Copa del Rey y una Liga Endesa. Sólo un presagio de la temporada que iba a vivir.

La 2014/15 no empezó bien para el americano, que veía como su principal valedor, Pablo Laso, apostaba por Ayón, Bourousis y Mejri antes que él. Su pasaporte extracomunitario no ayudaba, y Marcus se convertía en el descarte del equipo cada fin de semana. Slaughter no participó en el primer título conseguido, la Supercopa. Su falta de minutos hizo que los rumores de dispararan. En diciembre todo hacía indicar que Marcus pondría rumbo a Tel Aviv para jugar en el Maccabi, pero a última hora la operación se truncó y Marcus se quedó en Madrid. Laso le dio una oportunidad y el pívot californiano no la desperdició. Su rendimiento fue sensacional y Slaughter volvió a convertirse en una de las claves en la defensa del equipo. Slaughter fue fundamental en los otros tres títulos logrados y nadie dudó más de un jugador que superó los malos momentos para terminar sonriendo como siempre había hecho.

Pieza clave en el póker de títulos tanto dentro como fuera de la cancha. Adaptado a la perfección al equipo y a la ciudad, Slaughter se ha convertido en un gran madridista. Fanático de la sección de fútbol y gran animador de las celebraciones del equipo. La sonrisa del Real Madrid.

Fotos del texto: as.com, ojosdeltigre.com y VAVEL.com

VAVEL Logo
Sobre el autor
Pedro Luis Pérez
Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos. Amante del deporte.