Partido más que abierto el que se planteaba para la madrugada del sábado entre los Indiana Pacers y los Milwaukee Bucks. Dos equipos con plantillas teóricamente inferiores a las grandes potencias de la Conferencia Este, pero llenos de jóvenes (especialmente los Bucks) y jugadores deseosos de demostrar que merecen estar en la élite de la mejor liga de baloncesto del mundo.

En busca de los mandos

La primera canasta del partido llegó con un triple tras un gran movimiento de balón en una jugada en la que participaron todos los jugadores del equipo. Sin embargo, esta buena primera jugada no supuso el comienzo de un buen primer cuarto para los Pacers ya que inmediatamente después, los hombres de Jason Kidd consiguieron un parcial favorable de 9-0 aprovechando su superioridad física. Los Pacers fueron durante los primeros  minutos todo el rato a remolque de su rival manteniéndose en el partido gracias en parte a su acierto desde la líena de 6,25m (3/5 inicial en triples).  Chase Budinger cuajó unos buenos primeros minutos partiendo como titular. En los visitantes fueron Greg Monroe y Giannis Antetokounmpo quienes impusieron su ley y aprovecharon su superioridad en centímetros para complicar bastante la vida a la defensa local. Un alley-oop culminado por Jordan Hill ponía a los Pacers por delante por primera vez desde el comienzo. Más adelante un triple y una falta en ataque conseguida por Paul George daban alas a su equipo, que en la recta final del cuarto con los suplentes en pista iba a darle la vuelta a la tortilla para endosar un parcial de 10-2 a su rival y llegar al segundo cuarto por delante en el marcador.

Ritmo loco

El segundo cuarto empezó prolongando el primero y con un 7/14 en triples los Pacers aumentan más la renta. Los pupilos de Jason Kidd tiraron de orgullo para aguantar el tirón y un triple de un OJ Mayo que aportó frescura al equipo, ponía el 39-37 en el marcador dejando a su equipo a una sola canasta del empate (que la conseguiría John Henson poco después en forma de dos tiros libres). Ante la insistencias de los visitantes por volver a liderar el marcador, los hombres de Frank Voguel tomaron la decisión de subirle una revolución más al partido y empezar a corre al contraataque, cosa que con Monta Ellis no les funcionó nada mal. Los segundos doce minutos fueron una sucesión de rachas de ambos equipos ya que tuvieron un funcionamiento intermitente. Al contrario de la tónica vista hasta entonces, los últimos minutos se convirtieron en un frenesí que terminó con los locales yendo a vestuarios al descanso cuatro puntos arriba. 

Otra nueva buena racha de los Pacers unida a otra pequeña desconexión de los Bucks volvía a poner tierra de por medio en el marcador

Avanza la trama de un guión conocido

A la vuelta de vestuarios fueron los Indiana Pacers quienes salieron más enchufados. A los Bucks les costó volver a entrar en el partido y cuando se quisieron dar cuenta ya tenían un 63-51 que remontar. El base Michael Carter-Williams estuvo muy participativo con más intención que acierto ya que bien avanzado el tercer cuarto solo sumaba tres puntos además de tres faltas. Aunque también hay que destacar que el base se centró mucho más en distribuir el juego de su equipo.  Un triple de Khris Middleton, que hasta entonces había aparecido poco, acercaba a los de Jason Kidd a solo cinco puntos. Sin embargo, un triple a modo de respuesta de Paul George y otra nueva buena racha de los Pacers unida a otra pequeña desconexión de los Bucks volvía a poner tierra de por medio en el marcador. Se continuaba escribiendo el guión del primer tiempo, gracias en parte al gran acierto que los Pacers mantuvieron desde el triple. En el momento en que los locales estabilizaron su juego y empezaron ofrecer de continuo su versión se buena consiguieron lo que llevaban todo el encuentro intentando, romper el partido. Unos muy desacertados Bucks hicieron del tercer cuarto una losa muy difícil de superar ya que iban a afrontar los últimos doce minutos con más de veinte puntos de desventaja.

Último cuarto de relleno

Los últimos doce minutos sirvieron para más bien poco, más allá de la oportunidad de lucirse para los jugadores menos habituales. Indiana continuó con su gran acierto desde casi cualquier posición, mientras que los Bucks alternaban momentos en los que creían en remeontar, cono  otros en los que parecía que querían perder por más puntos. Un mate de Stuckey ponía un escandaloso 107-73 favorable a los Paces. Quizás por la frustración de verse tan abajo en el marcador ante un rival al que al principio manejaron, o quizás un intento por ganar a la desesperada, hizo que por un momento en el partido la defensa de los Bucks desapareciera y los Pacers empezaran a entrar todo lo que tiraban. Con esta panorama, un triple de Solomon Hill puso el 117-77 en el marcador favorable a los suyos. El camino de ahí hasta el final fue dejar pasar unas cuantas posesiones que fueron confirmando la aplastante superioridad final del equipo dirigido por Frank Voguel.

En pocos minutos, sin jugar bien, los Pacers resolvieron un partido que se los podría haber complicado más de la cuenta ante un rival que rindió muy por debajo del nivel al que puede aspirar. Un gran acierto en los tiros de campo allanó el camino de los Indiana Pacers hacia la victoria.