Era la noche de los de Steve Kerr. De los Stephen Curry, de los Klay Thompson, de los Draymond Green y compañía. De unos Warriors de dibujos animados que consiguieron pasar a la historia como el mejor equipo de todos los tiempos, al menos en lo que a una racha de triunfos en la fase inicial de la campaña se refiere, en la liga de baloncesto más seguida del planeta.

Sin embargo, delante había otro equipo. Unos Lakers que fueron el invitado de excepción y el convidado de piedra, que está a años luz de ser ese equipo que fue hace unos años y que logró dos anillos consecutivos con Pau Gasol a la cabeza, y que se llevó una nueva paliza (111-77), 34 puntos abajo.

Los Lakers son últimos de la Conferencia Oeste. Solo han ganado dos partidos de 14 disputados

Mención especial merece un  Bryant que sigue firmando una temporada, al menos en su fase inicial, para olvidar. Ayer volvió a demostrar que este Kobe está lejos del pedazo de jugador que fue hace pocos años y consiguió, únicamente cuatro puntos, con una sola canasta (un triple que le valió para firmar un sonrojante 1/14 en tiros de campo). Tras el choque todas las preguntas de la prensa iban dirigidas hacia él, ante lo que contestaba: "Sinceramente, no estoy preocupado por eso. Mi tiro irá a mejor. De haber conseguido 80 puntos esta noche, no hubiese supuesto una diferencia. Tenemos problemas más importantes. Podría promediar 35 puntos por partido, ¿Y estaríamos como: con un 3-11? Tenemos que averiguar cómo jugar sistemáticamente para que nos podamos mantener en los partidos".

Lógicamente, tras cada derrota, el míster, Byron Scott está siendo cada vez más criticado. El próximo partido para los Lakers será en la madrugada del domingo al lunes ante los Trail Blazers de Portland. Habrá que ver si los Bryant y compañía reaccionan, comienzan a mejorar y a ganar.

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Sobre el autor
Alvar Salvador
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Valladolid. Colaborador en Es Radio Valladolid.