En los cuatro años que lleva Damian Lillard en su carrera nunca se había perdido un solo partido de temporada (hasta hoy). Ya lleva disputados 275 encuentros consecutivos con los Trail Blazers, incluyendo la derrota del pasado domingo ante los Miami Heat por 116-109, cotejo en el que anotó 32 puntos y repartió 9 asistencias.

A pesar de su buena actuación, tras el partido algunos reporteros lo vieron cojeando en el vestuario y él admitió que en los últimos días se encuentra luchando contra una fascitis plantar que no lo deja tranquilo. Sin embargo, por ahora no se espera que Lilliard esté dispuesto a tomarse algunos partidos para recuperarse.

Cuando Dame fue consultado sobre si estaba preocupado por su talón izquierdo, él contestó enfáticamente: “No, viste que terminé el juego. Así que realmente no estoy preocupado”. Y añadió: “En los días previos estuve sintiendo un poco de dolor y creo que durante el partido lo agravé un poco más, porque sentí que me apretaba y molestaba. Pero no estoy acongojado”. La fascitis plantar es una inflamación del tejido que bordea la parte inferior del pie y te pone en una condición que es muy difícil correr.

Realmente la única cura es descansar. Puede ser tratado pero el descanso es la única respuesta. Justo se les viene un pequeño periodo de descanso a los Blazers, que tendrán libre hasta el viernes  cuando tengan que jugar back-to-back de visitante ante Oklahoma City y Dallas respectivamente. Pero este tiempo no sería suficiente para el guardia si la lesión se sigue agravando y el problema se hace más severo.

Algo que sería un gran problema para los Blazers ya que además de ser su mejor jugador, la ofensiva de la franquicia de Oregon promedia 12,5 puntos menos cada 100 posesiones cuando Lilliard está fuera del campo. Él es de lejos el mejor creador de juego que tienen y el que lleva al equipo adelante. Sin Damian todo recae encima de C.J. McCollum, quien no está lo suficientemente preparado para tomar esa responsabilidad.