Marc Gasol alcanzó en el ya pasado 2015 el mejor estado de forma de su carrera, dando lugar a un año histórico tanto para él como para su hermano. Esta excelencia alcanzada es así vista por el pívot: "Creo que esa plenitud es una combinación de muchas cosas. En la vida siempre intentas mejorar. En cada situación tomas unas decisiones, a veces buenas, otras no. Pero de estas también aprendes y la próxima vez intentas hacerlo mejor. Ahora mismo, la estabilidad que tengo a mi alrededor, tanto personal como profesional, me permite decir que me encuentro en un momento de madurez realmente bueno".

El catalán tira de memoria para recordar cuando todavía no era una figura del baloncesto mundial: "Si encontrara a un chico como yo en mi situación le diría que no dejara que nadie le diga qué puede hacer o hasta dónde puede llegar. Recuerdo que cuando yo tenía 13 años, decían de chicos que estaban conmigo que serían el próximo Karnisovas o Djordjevic, gente con expectativas muy grandes, mientras tú ibas haciendo como una hormiguita. ¡Y mira lo que son las cosas! Esto al final es un maratón, no un esprint. E incluso aquellos jugadores a los que se les intuye una proyección brutal, tienen que ganarse les garrofes como tú. Cualquier chico de 16, 17 ó 18 años, que no cuenta para nadie, se puede ver reflejado en mí, y pensar que si yo lo hice y me salió bastante bien, el también lo puede hacer".

"Es un cambio de prioridades absoluto. No puedes imaginar lo que puedes querer a una criatura, a un hijo, hasta que la tienes"

Otro de los grandes cambios en la vida de Gasol ha sido el nacimiento de su hija: "Es un cambio de prioridades absoluto. No puedes imaginar lo que puedes querer a una criatura, a un hijo, hasta que la tienes. Es como si se conectara una parte del cerebro que antes no usabas. Y dejas de ser protagonista de tu vida. Tu primer pensamiento pasa por la niña. Puedes llegar a a casa roto después de una gira de siete días, con las piernas del revés, y viene corriendo a la puerta y te olvidas de si has perdido o ganado. Te da una perspectiva diferente de las cosas que son importantes y de las que no lo son tanto". También se refiere a la influencia de su nuevo contrato con respecto a su hija: "Obviamente te da una tranquilidad a nivel económico y más responsabilidad. Pero mi sentimiento en el día a día, la ilusión por coger la pelota y jugar sigue viva. Que mi hija tenga una red de seguridad no quiere decir que no tenga que trabajar y sentirse satisfecha con lo que haga. También me da tranquilidad por los 72 niños que tengo en la escuela de basket en Girona porque podré aguantarla mucho más tiempo".

Para terminar, Marc Gasol también tiene tiempo de analizar su afinidad a Memphis, Barcelona y Girona, los equipos por los que ha pasado: "A Memphis llegué con 15 años y ahora tengo 30. La conexión con la ciudad es obvia. Y una parte de mí se siente muy arraigada a la ciudad. Pero soy de donde soy, aunque tenga una parte de mí en cada lugar. Girona para mí es como Menfis. En un periodo muy corto de tiempo me dio muchísimo. Y quizá la gente no es consciente. Llegué al Barça con 12 años y salir no era fácil. Lo hice con respeto y miedo. Pero tienes que ser valiente y pensar que el mundo no se acaba. La felicidad está por encima. Soy socio del Barça y lo seré siempre. Pero como jugador y profesional tenía que salir y Girona me acogió bien".

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Javier Jiménez Montoya
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