Luego de lo que habían sido las apabullantes victorias de los Warriors ante San Antonio Spurs y Cleveland Cavaliers, el único equipo que restaba con la posibilidad de cortarle la racha positiva a Golden State en casa eran los Thunder de Westbrook y Durant. Comandados por este dúo, consiguieron llevar a los campeones hasta el límite. No obstante, con paciencia y juego en equipo estos lograron salir del momento difícil y se quedaron con el juego.

Desde el comienzo mismo del encuentro Oklahoma impuso su juego con autoridad, muy metidos en partido tanto en defensa como en ataque y obtuvieron un parcial de 9-0 de la mano de sus líderes anotadores (Durant y Westbrook). Pero con la tranquilidad que se les conoce, los locales se fueron metiendo en partido más que nada gracias al gran arranque de Harrison Barnes que rápidamente estaba 4 de 5 de campo, incluyendo un triple. Oklahoma no aprovechó el momento en que Curry estaba dormido para sacar ventaja y a partir de los cinco minutos del primer cuarto, cuando Steph anotó sus primeros puntos del partido, Golden State sacó a relucir su mejor versión, imponiéndole mucha dinámica al juego y terminando el cuarto por 36-31 al frente.

El inicio del segundo cuarto fue más de lo mismo, ya que los Thunder no podían mantener el ritmo que ofrecían los Warriors y con un parcial de 16-2 entre el final del primer cuarto y el principio del segundo, los locales estiraron la ventaja a 10 puntos. Una de las claves tuvo que ver con que la segunda unidad de los Warriors superó ampliamente a la de los Thunder. Durante el segundo cuarto Golden State sacó del partido a la visita una buena cantidad minutos. Por el lado de los dirigidos por Steve Kerr, todos funcionaban de maravilla, mientras que por el otro eran mayormente tiros apresurados de Westbrook o Durant y se fueron al descanso arriba los Warriors por 73 a 59.

En los primeros minutos del tercer cuarto se veían unos Thunder que colectivamente parecían fuera del partido. Sin embargo, luego de un tiempo muerto en el que se vio a un Kevin Durant fastidioso, OKC logró hacer algo que casi ningún equipo pudo en el último tiempo en casa de los Warriors. Volver a entrar en partido cuando el local ya había bajado la persiana; y con Westbrook y Durant enchufados llegaron al último cuarto a tan solo ocho puntos. El problema de la visita era que necesitaban una tercera anotación en el equipo, debido a que en Golden State prácticamente todos anotan.

Enes Kanter, con un gran último cuarto, logró ser la pieza que le faltaba a Oklahoma para meterse de lleno en el partido y poner en peligro el triunfo de los locales. El final del partido tuvo todo lo apasionante que la previa nos auguraba. Con un fantástico Durant que finalizó el cotejo con 40 puntos y una defensa que dejó todo en la cancha, los Thunder pudieron empatar el juego a dos minutos del final y obligaron a Kerr a pedir un tiempo muerto. Cuando corría riesgo su racha de victorias como local, en el momento más difícil del partido los Warriors con mucha paciencia y juego colectivo supieron sobreponerse y hasta pareciendo fácil lograron sacar una nueva ventaja y finalizar el partido al frente por ocho puntos.

Gran prueba de fuego para los Golden State Warriors que no venían acostumbrados a sufrir sobre el final en casa y demostraron porque son el mejor equipo de la liga al superar una situación compleja. Por el otro lado, los Oklahoma City Thunder se fueron decepcionados pero con la convicción de que están a la altura de jugarle mano a mano a cualquier equipo y además todavía les queda tiempo para corregir errores.