Gary Payton fue un jugador histórico en la década de los 90, dónde las férreas defensas, incluso al borde de lo ilegal, eran la tónica dominante en la competición. The Glove cumplía a la perfección con estos estandartes, caracterizándose por ser un insaciable 'ladrón' de balones y ser capaz de secar a sus más creativos rivales con un asfixiante marcaje. 

Su rol como 'perro de presa' (junto a las múltiples asistencias a Shawn Kemp) fue su principal baza para forjarse un nombre entre los mejores bases de todos los tiempos. Precisamente su descontento con la, en su opinión, descafeinada NBA actual a nivel defensivo viene con la facilidad que los jugadores de hoy en día tienen para sortear a la línea defensiva rival. No parece que Payton se deleite con Stephen Curry sorteando a sus emparejamientos para hacer magia noche tras noche. 

Tweet de Gary Payton sobre cómo sería su situación en la NBA actual. Foto: twitter.com
Tweet de Gary Payton sobre cómo sería su situación en la NBA actual. Foto: twitter.com

En el tweet de arriba, Payton expresa a través de Twitter su opinión acerca de este asunto de forma clara y concisa. Reconoce que su duro juego hoy en día no sería viable y destaca que todo el dinero que ganaría en contratos iría a parar a multas impuestas por la propia NBA. Un ejemplo revelador es el 'hand-checking' permitido décadas atrás, el cual consistía en mantener al atacante sujeto con un brazo mientras avanza para así limitar su trayectoria. En las normas actuales este tipo de acciones ya no se permiten, y The Glove era un usuario habitual de este tipo de defensa para frenar a sus oponentes.

Un punto de vista en primera persona de alguien que ha vivido un tipo de baloncesto diferente al actual. "Cualquier tiempo pasado fue mejor" debe pensar el 'Hall of Famer'. Todo el mundo siente nostalgia por aquello que ha vivido y le ha reportado buenos momentos, pero la innovación en todos los ámbitos de nuestra vida es algo innegable, y el baloncesto no escapa de ello. Ojalá Payton recupere las ganas de NBA actual si su hijo, estrella de los Oregon State Beavers, consigue hacerse un hueco en la mejor liga del mundo.