En uno de los partidos más decisivos para los libros de historia de la NBA, el deseo de Golden State Warriors fue más grande que el de San Antonio Spurs. Los dirigidos por Steve Kerr triunfaron por 92-86 y, ahora, ostentan un récord de 72 victorias y 9 derrotas.

Tanto Kerr como Gregg Popovich quisieron darle descanso a sus jugadores, pero las ganas de competir pudieron más, aunque ambos entrenadores realizaron cambios tácticos respecto de sus rotaciones habituales. Otra vez, Stephen Curry apareció en un momento difícil para darle aire a su equipo. San Antonio, que no generó ofensiva fuera de lo realizado por LaMarcus Aldridge, no podrá cerrar su temporada con el invicto en casa.

Batalla defensiva

No hizo falta ver demasiadas posesiones para entender que éste encuentro iba a ser decidido por el equipo que ostentara la mejor defensa. A pesar de un inicio explosivo de Kawhi Leonard, los Spurs no lograron ejecutar en ofensiva, en parte por la gran labor de Golden State.

A su vez, el conjunto local asfixió el ataque de los Warriors, que debieron utilizar a Draymond Green como organizador en demasiadas ocasiones. Sumado a esto, tanto Curry como Klay Thompson tuvieron dificultades para encontrar sus tiros, concluyendo en un primer cuarto anémico para la visita.

Un buen ingreso de Manu Ginobili -secundado por Patty Mills, base suplente- fue clave para romper con la paridad y establecer una ventaja para San Antonio. Sin embargo, la lentitud del juego hizo que ningún equipo pueda entrar en ritmo. Con un par de canastas esporádicas, los Warriors lograron igualar el marcador en el entretiempo.

Curry vs. Aldridge

Los 35 puntos anotados por Golden State en la primera mitad resultaron en la marca más baja de la temporada para ellos. Claro, a San Antonio no le fue mucho mejor: sus 35 significaron la segunda peor en su campaña. Nadie parecía poder desarmar los esquemas defensivos rivales.

Para ello están las estrellas. Durante todo el tercer período, Curry y Aldridge intercambiaron canastas, cada uno a su manera. El MVP, con triples y penetraciones. El ala-pivot, con movimientos excepcionales en el poste bajo.

Curry anotó 16 de sus 37 puntos en el tercer cuarto, mientras que Aldridge convirtió 10 de sus 24 tantos. Una bestialidad. El resultado del duelo dio a Golden State como pequeño vencedor, ya que logró extraer una ventaja minima (62-61) al final del período.

Paciencia de campeón

No hicieron ningún ajuste o jugada especial. Los Warriors, simplemente con su templanza y su solidez mental, hicieron lo necesario para sacar adelante este partido. Con aportes de Marreese Speights hasta Shaun Livingston en el comienzo del último cuarto, se mantuvieron a flote.

Durante toda la noche, los perimetrales de San Antonio -Tony Parker, Danny Green y el mismo Leonard- tuvieron que trabajar demasiado para conseguir tiros mediocres, resultando en una producción ofensiva que dejó muchas dudas.

Una ráfaga de Harrison Barnes ayudó para que Curry y compañía entren con una situación más ventajosa. A partir de allí, el base fue el director de orquesta para que Golden State no sufra en el final y continúe pensando en grande.

Tres por el precio de una

Consiguiendo ésta victoria, Golden State logró continuar una racha positiva y quebrar dos negativas: además de posicionarse a una victoria del récord de los Chicago Bulls de 1995/96, los Warriors cortaron con el invicto de San Antonio en el AT&T Center (39-0, hasta ayer) y ganaron en dicha ciudad por primera vez en 34 partidos. Nada mal para una sola noche.

¿Qué le queda a cada uno? Simple: probablemente, Popovich le dará descanso a sus jugadores en sus últimos dos encuentros, mientras que Kerr tendrá que poner toda la carne al asador. El próximo miércoles, en Oracle Arena, los Warriors deberán derrotar a Memphis Grizzlies para destronar a Michael Jordan y a uno de los récords de mayor peso en la NBA.

VAVEL Logo