El baloncesto NBA ha cambiado en las últimas dos décadas. Es un hecho incontestable. Todavía quedan entrenadores que abogan por un juego como antaño, con pívots altos y fuertes, penetraciones  y el objetivo primordial de encontrar lanzamientos claros de dos puntos. Es el caso de Gregg Popovich en los Spurs, un estilo que a todos gusta pero que la mayoría han dejado atrás para rendirse al atractivo del triple. Warriors, Cavaliers, Rockets; son muchos los equipos que han hecho del tiro de tres su arma principal.

Además, el jugador de moda, el hombre que ha enganchado a toda una generación al baloncesto, se presenta como el mejor triplista de la historia. Stephen Curry es sin duda el claro ejemplo del nuevo baloncesto. Los lanzamientos desde ocho y nueve metros, que antes suponían un recurso en un momento determinado, se han convertido en un sistema habitual.

A contracorriente

Sin embargo, gran parte de los jugadores de la década de los 80 y los 90 son reacios a reconocer el gran nivel del baloncesto actual. Son firmes defensores del juego del pasado. Reggie Miller, Gary Payton o Scottie Pippen son algunas de las leyendas de la NBA que han dejado clara su postura al respecto: su época era mucho mejor. En cambio, otro legendario jugador, Larry Bird, ha abandonado el discurso establecido.

En una entrevista concedida a la revista The New Yorker, el exjugador de los Celtics ha ensalzado el baloncesto de hoy en día: “Uno siempre cree que su era es la mejor, pero ya no estoy seguro de eso”. “Hace veinte años los jugadores pequeños no tenían sitio en la liga, pero ahora hay más espacio porque se tiran muchos triples y todos quieren exteriores de menor estatura”, ha añadido. También se ha referido al movimiento de balón, Bird considera que ahora “se mueve un poco mejor la pelota”. 

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