El mejor ‘base puro’ de la NBA, junto con otros ilustres nombres como Rondo y Wall, busca un contrato de larga duración, según periodistas estadounidenses como Zach Lowe, de ESPN, con el que podría acabar su etapa como jugador en la franquicia angelina.

El playmaker salido de Wake Forest quiere firmar un contrato duradero -de cinco años- y por el máximo. Con las cantidades que se están firmando, y la subida continuada del tope salarial para años venideros, el desembolso podría alcanzar cifras mareantes. Al estar tantos años en la liga, tener tantos logros en sus vitrinas y aún con baloncesto en su cuerpo, no es de extrañar que si los Clippers especulan con el precio, otro equipo esté más ágil para llevárselo.

Verano clave

Para los Clippers, que tan bien han comenzado el curso, terminar esta temporada de la mejor manera posible es vital para retener a jugadores clave, que saldrán al mercado el próximo año. Tres de ellos, titulares y fundamentales para el equipo, y no son otros que: el ya mencionado Chris Paul, Blake Griffin y J.J. Redick. Si el proyecto este año toca techo y no alcanza, mínimo, unas Finales de Conferencia o una reñida derrota contra un rival duro en Semifinales de Conferencia, más de uno puede que abandone el barco, y ya empiezan a sonar cantos de sirena. Ballmer tendrá que soltar billetes si no quiere que el equipo se vaya al garete.

El caso de Paul

Es particular. No es un base cualquiera, ha sido uno de los mejores jugadores durante la última década, y si bien es cierto que no ha pisado unas Finales de Conferencia, en los Hornets no tuvo un equipo verdaderamente aspirante salvo en la temporada 2007-2008 y en los Clippers cuando lo ha tenido, no ha tenido fortuna con las lesiones. Aunque es reprochable que no haya llegado a esa etapa crucial de la postemporada, es innegable que es uno de los mejores jugadores de la asociación. Lo que no es usual, es que un jugador de 37 años -edad que alcanzará cuando termine el supuesto contrato de cinco años que pretende alcanzar- vaya a cobrar el máximo. Pero repetimos, Chris Paul no es usual, no es del montón, es especial.