Hace algunas semanas publicábamos un artículo elogiando a Los Angeles Lakers y el buen juego que estaban desplegando, algo sorprendente para las expectativas que se tenían de un equipo tan joven e inexperto. Sin embargo, de aquel balance de 10-10, los Lakers han pasado a un balance de 10-18, encadenando ocho derrotas consecutivas.

Fue tras la última derrota angelina frente a Brooklyn Nets cuando su entrenador, Luke Walton, estalló y juntó a sus jugadores en el vestuario para decirles lo mal que lo estaban haciendo. El joven coach hacía mención públicamente del “apenas jugar como grupo en los momentos importantes” y de “lo frustrante que es la situación actual del equipo”.

En lo relativo a la bronca a su equipo, las declaraciones al término del partido de algunos jugadores lo confirmaba. Entre ellos destacaba el recientemente incorporado tras su lesión, D’Angelo Russell, quien decía lo siguiente: “Nos ha dicho lo que tenía que decir, es un desafío. “Lo mejor es que tenemos entrenamiento entre partidos. Tenemos que ver quién oye lo que él dice y lo hace, y quién lo oye pero le entra por un oído y le sale por otro”. Lo cierto es que la mala racha del equipo ha coincidido con la lesión del joven base. “No quiero hablar más de problemas. No quiero que nos reunamos como grupo y hablemos. Quiero que hagamos un buen entrenamiento y vayamos a Filadelfia sin decir nada. No quiero ni que hablemos entre nosotros. Solo quiero que vayamos al partido con la mentalidad adecuada”, comentaba el jugador.

Otra voz autorizada en el vestuario de los de oro y púrpura, la de Nick Young, añadía: “Ha alzado la voz. Ha dejado claro su punto de vista”, refiriéndose a la reprimenda de su entrenador. “Nos ha dicho que somos débiles mentalmente. Tenemos que dar un paso al frente. Sé que no soy blando. Mis compañeros no son blandos, así que tenemos que probárselo a él y a nosotros mismos”, aseguraba el escolta.

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Sobre el autor
Javier Andueza
Gran aficionado al fútbol y baloncesto. Escribo sobre NBA.