Hay pocas noches ordinarias en New York, especialmente con los Knicks de por medio. Una franquicia legendaria que está pagando duramente los malos resultados de las últimas campañas. La relación entre franquicia y jugadores no es buena, y la Gran Manzana se encuentra envuelta en un ambiente de desesperación y nerviosismo del que ayer pudimos ver un nuevo ejemplo.

Y es que el equipo de Jeff Hornacek cayó esta pasada madrugada ante los Clippers por 115 a 119, pero la mayor atracción estuvo en la grada. Poco después del inicio del partido, varios guardias de seguridad se veían obligados a detener a un hombre de 53 años, de más de dos metros de altura y en impecable estado físico, que intentaba acercarse al propietario de los Knicks, James Dolan.

 

La frustración de Oakley

Cualquier aficionado de los Knicks reconoció rápidamente a esa persona. Charles Oakley, uno de los jugadores más duros de los años 80 y 90, y el escudero perfecto de Patrick Ewing durante la última era dorada de la franquicia, seguía en plena forma. Oakley se encaró con los guardias de seguridad que intentaban reducirle, incluso empujando de forma violenta a uno de ellos. El juego quedaba interrumpido ante la mirada atónita de espectadores y los propios jugadores, hasta que un grupo de 10 empleados de seguridad del Madison Square Garden conseguían sacarle de la grada.

Oakley fue llevado al túnel de vestuarios, donde el presidente de los Knicks, Phil Jackson, aparecía para intentar apaciguar los ánimos. El ex-jugador salía finalmente arrestado por la policía de New York, llevado a comisaría, y acusado de tres delitos de asalto menor y un cargo criminal de invasión de propiedad.

Querido por la gente; exiliado por la franquicia

Hay muy pocos jugadores más queridos por la afición neoyorkina que Charles Oakley, un jugador duro, espléndido reboteador y un defensor energético de los que los Knicks no van sobrados en la actualidad. En sus 10 años en los Knicks (de 1988 a 1998), el ala-pívot promedió 10,4 puntos y 10,0 rebotes por partido. Previamente, Oakley empezó su carrera en los Bulls de Michael Jordan, y acabaría siendo un mercenario de lujo en equipos como Toronto, Chicago de nuevo, Washington o Houston hasta su retirada a los 40 años en 2004.

Oakley siempre ha sido querido por los aficionados de los Knicks | Foto: NBA.com
Oakley siempre ha sido querido por los aficionados de los Knicks | Foto: NBA.com

Pero esta estima por parte de los aficionados de los Knicks no estaba compartida por parte de la dirección de la franquicia. Sus rencillas públicas y privadas con el propietario James Dolan acabaron con Oakley siendo considerada como persona “non grata” para la franquicia, quedándose incluso fuera de las celebraciones históricas que los Knicks realizan de forma periódica.

Ese fue el motivo por el cual el ex-jugador acudió al Madison Square Garden. De hecho, ni siquiera compró la entrada bajo su nombre, tal y como reconoció posteriormente, para evitar poner en alerta a la franquicia. Oakley intentó acercarse a James Dolan, quien se encontraba sentado en primera fila, pero fue interceptado por los guardias de seguridad. Incluso en el túnel de vestuarios, con Phil Jackson de testigo, Oakley siguió gritando sobre Dolan antes de ser trasladado fuera del edificio por la policía.

Otro ejemplo perfecto del difícil rumbo que está cogiendo la franquicia neoyorkina, con unos jugadores sin motivación y una afición con cada vez menos paciencia. Días difíciles se están viviendo en Nueva York ante la debacle de uno de los equipos más míticos de la NBA.

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Sobre el autor
Sergio Cabanelas
Periodismo en Barcelona. Gran amante de los deportes. Radio, prensa y televisión.