España venía de apabullar a la selección de Montenegro en un partido que acabó con una diferencia de 39 puntos. Ante ellos se situaba, en esta ocasión, la República Checa, un equipo a priori mucho más peligroso que su rival anterior y que también venía de ganar cómodamente.

El partido era importante tanto por el rival como por el nivel de relajación que podía arrastrar España del partido que disputaron ante Montenegro. Además, la selección española no iba a poder contar con Abrines, un miembro importantísimo de la selección y titular en el primer encuentro.

Sin embargo, pese a las dudas que surgían antes del encuentro, España volvió a demostrar de lo que está hecha. Sin dudarlo un solo segundo, la Roja saltó al parqué como un torbellino, queriendo dejar claro, desde el primer minuto, que son el equipo a batir en este europeo.

Y es que el partido duró lo que España quiso, que no fue mucho. Consiguiendo una ventaja de 19 puntos en el primer cuarto, los hombres de Scariolo pusieron tierra de por medio y, desde entonces, no dejaron de mirar a los checos desde el retrovisor.

Controlando la ventaja, España apretaba el acelerador cuando quería, mostrando su dominio claro del partido. La selección dominó y se alzó con otra gran victoria, esta vez por 37 puntos, y mandó un mensaje claro. Al fin y al cabo, eso es lo que hacen los campeones.

Terminando por la vía rápida

Viniendo de un partido en el que había brillado más por su defensa que por su ataque, Ricky Rubio decidió, contra la República Checa, tomar los mandos del partido. Con un par de lanzamientos anotados rápido al inicio del partido, el nuevo base de los Utah Jazz ganó confianza en su tiro, lo que acabó siendo el final de los checos.

España parecía estar liderada por el mejor director de orquesta del planeta, que conseguía hacer bailar a sus rivales al son de la música que él eligiese. Ya fuese penetrando como lanzando de tres, el base del Masnou estaba volviendo locos a sus rivales.

Mientras los checos sufrían para anotar en cada jugada, los de Scariolo parecían no poder fallar. El aro parecía el océano a los ojos de los españoles. Esta expresión, muy utilizada en el mundo anglosajón, podría parecer una exageración, pero es que España tardó ocho minutos y 32 segundos en fallar su primer tiro. Vale, tal vez el aro no era el océano, pero sí el Mediterráneo.

Mientras Ricky dirigía, Pau lideraba desde la sombra, en la enésima exhibición del mejor baloncestista español de la historia. Ricky se marchó al banquillo por primera vez habiendo disputado poco más de seis minutos en los que había conseguido 14 puntos y tres asistencias, todo sin fallar un tiro. Algo que también consiguió Pau, que anotó 13 puntos en el primer periodo con otra serie de tiro impecable.

Ricky Rubio ha llevado la batuta de la selección durante todo el encuentro. | Fotografía: FIBA
Ricky Rubio ha llevado la batuta de la selección durante todo el encuentro. | Fotografía: FIBA

El primer cuarto fue una auténtica obra de arte y España consiguió poner 19 puntos de por medio sin demasiada dificultad. Eso es lo que tiene el talento. Así llegaba el segundo cuarto, en el que España no podía relajarse y debía controlar a sus rivales desde el primer instante.

Así lo hicieron. La segunda unidad tuvo algunos problemas a la hora de coger el ritmo anotador, pero donde no fallaron fue en la defensa. Una defensa asfixiante fue la que llevó a cabo el combinado español y que mermó cualquier tipo de moral que aún tuviesen los checos después del primer cuarto.

Nueve puntos fueron capaces de conseguir los jugadores de la República Checa en el segundo cuarto. España, por su parte, ganó algo de empuje con la vuelta de los titulares y, cómo no, de Pau Gasol. Él fue el encargado de desatascar el ataque español cuando más hacía falta y de capitanear a la selección en una primera parte de ensueño que terminaba con un marcador de 23-56. Gasol, por su parte, se marchaba al descanso con 22 puntos, cinco rebotes y un solo tiro fallado. Un animal.

Por parte de la República Checa, el único capaz de poner las cosas difíciles a la Roja estaba siendo Martin Kriz, que se marchaba al descanso con nueve puntos. El que no estaba siendo capaz de aparecer de ninguna de las maneras era Tomas Satoransky, a quién España estaba atando en corto.

Sergio ‘Frankenstein’ Scariolo

La segunda mitad llegaba con una ventaja de 33 puntos a favor de la selección española y se avecinaban 20 minutos muy duros para ambas selecciones. Unos no podían rendirse pese a jugar con tal desventaja mientras los otros no debían confiarse si no querían ver peligrar su amplio colchón.

La República Checa intentó subir un nivel la intensidad en un intento, a la desesperada, de aumentar la velocidad del partido y poner en apuros a la selección española. Por desgracia para ellos, los de Scariolo supieron aguantar las embestidas e imponerse, de nuevo, en el tercer cuarto.

Alternando hombres más frescos de la segunda unidad con un par de pilares del quinteto inicial, España pudo mantener controlados a los checos y dejar el partido visto para sentencia a falta de un último cuarto que parecía, ahora sí, un mero trámite.

España y sus jugadores más jóvenes han podido disfrutar de un gran partido. | Fotografía: FIBA
España y sus jugadores más jóvenes han podido disfrutar de un gran partido. | Fotografía: FIBA

Con una ventaja de 38 puntos, España duplicaba la puntuación de la República Checa en el marcador. Tal diferencia permitió a Scariolo dar descanso a sus jugadores más importantes, dejando a los titulares sin pisar el parqué en el último periodo.

Fue ese el momento de divertirse para los Hernangómez que, con Sergio Rodríguez en pista, pudieron disfrutar de la compañía del jugador con el mejor manejo de balón de este Eurobasket.

También fue el momento de que Scariolo experimentase y probase alineaciones que tal vez no se atrevería a poner en pista en otras ocasiones. Como si del Doctor Frankenstein se tratase, el seleccionador español jugó con sus piezas durante diez minutos y pudo sacar más de una conclusión para otros partidos. Por lo menos, la misma que han podido sacar todos los telespectadores: que esta selección es un auténtico monstruo.

El partido terminó con otra abultada victoria para el combinado español, que manda un claro mensaje cada vez que salta a la pista. “Estamos aquí para ganar,” parecen decir todos solo con mirarles a los ojos.

Pese a no jugar en todo el último cuarto, Pau Gasol fue el mejor jugador del partido, con 26 puntos, ocho rebotes y una serie de tiro impresionante (9/10 en tiros de campo y 7/7 en tiros libres). Una valoración de 35 consiguió la estrella de la selección, algo a lo que nadie pudo acercarse.

Van dos partidos y dos victorias más que abultadas para España, que consigue un +76 en sus dos primeros encuentros. El próximo rival de la Roja será Rumanía, una selección que estará especialmente motivada por jugar en casa y contra la que se enfrentarán el lunes a las 20:30.

Por su parte, los checos tendrán que enfrentarse a Hungría en un encuentro que puede ser clave para su clasificación para la fase final del campeonato y que se celebrará, también el lunes, a las 15:00.