En el baloncesto moderno -y en el de siempre- si no defiendes date por muerto, por mucho potencial ofensivo que demuestres. Estudiantes juega sin orden y no tiene ninguna de las dos cosas pero además juega andando. Un vivo reflejo de lo que es su entrenador en el banquillo, inoperante en la gestión de sustituciones y tiempos muertos. Muchas sin sentido de las primeras, y ninguno de los segundos. Ante Gipuzkoa las hipótesis más negras pasaron a la categoría de teorías. Argumentos evidentes lo prueban. Y aquí se reflejan.

Vaya por delante el partidazo de Gipuzkoa Basket, que insufló ganas y confianza a cada una de sus jugadas. Que tiene sistemas, rebote y acierto. Que cuenta con un pívot no alérgico a la pintura. Y con un entrenador que sabe a lo que quiere jugar.

El Estudiantes carece de todo ello, al menos hoy y en lo que va de temporada. Se confirma que la pretemporada no significa nada. Se clasificó para la fase de grupos de la Champions League sufriendo a niveles extremos ante el campeón holandés. Cayó con rotundidad ante Baskonia, y lo de hoy roza lo dantesco. Por juego y actitud. No hay sistemas, solo improvisación. No hay garra, solo en minutos concretos.

Deberá dar con la tecla Maldonado cuanto antes. Por la supervivencia en su puesto de trabajo y por el bien, por supuesto, de Estudiantes. En una temporada que se preveía ya definitiva para dar el paso hacia adelante (Copa y PO), la sensación es que se han dado varios hacía atrás. 

Parece que Movistar Estudiantes sigue de pretemporada. Que los jugadores no se conocen entre si. No hay ideas determinadas, mientras que el abuso del triple y del 1x1 a la desesperada es constante, casi enfermizo.

Hay profesionales que aún no han aterrizado en Magariños. Peña es el más vivo ejemplo, aunque tampoco ha gozado de muchos minutos. Nik Caner-Medley no es el que era (ni una versión cercana) y Arteaga por ahora no está. Brizuela no mejora, Cook ha empeorado y Savané ni está ni se le espera. Solo Landesberg (pero no es Jackson) en determinados minutos y con mucho esfuerzo logra destacar. 

Más problemas surgen cuando el rival tiene peor plantilla y, además, su objetivo es pelear por mantenerse en Liga Endesa. Y para más inri, estás jugando en casa. Próxima visita a una cancha complicada como Burgos (previo viaje a Atenas para el partido del martes). Y el siguiente que viene a Madrid es el Barcelona. Ojo que Estudiantes puede colocarse con un 0-4, 0-5 y los nervios en Serrano dispararse. Más si cabe.

GBC y nada más

El partido tuvo muy poca historia. Estudiantes no compareció, mientras Gipuzkoa jugaba disfrutando desde el primer minuto, con Norel (16 puntos, 13 rebotes y 30 de valoración) como cabeza visible. Maldonado no encontró solución al agujero interior: ni Arteaga, ni Brown, ni Suton pudieron con el ex de Zaragoza.

Por la cesta del conjunto madrileño no pasaban balones, mientras que Gipuzkoa conseguía un parcial de 0-11 para dispararse en el marcador. El 6-19 a falta de dos minutos para el final del primer cuarto lo decía todo y dejaba culpables y vencedores. Estudiantes volvió a empecinarse en el tiro de tres, con idéntico y horrible resultado que otros partidos. Un 29% anotó desde la línea exterior, ¡con 35 intentos! El equipo vasco intentó quince menos y solo anotó uno menos que los colegiales (tremendo 45%). Principal pero no única diferencia.

El Estudiantes lanzó más de tres (35) que de dos (34)

El rebote fue otro de los apartados donde Gipuzkoa dominó a sus anchas en los dos aros. 14 más, en concreto (34 por 48). Hecho que no permitió a Estudiantes acercarse a su rival en la primera mitad, que acabó con 21 puntos de diferencia y el enfado del respetable por la inutilidad de la pintura y el excesivo uso del tiro exterior.

Un cabreo que fue a mayores en la segunda mitad. Solo Cvetkovic estaba activo en defensa. Nadie confió en una remontada. Ni siquiera cuando Landesberg (14 puntos) puso a los suyos a 11 puntos mediado el tercer cuarto. Fisac lo paró, que para eso están los tiempos muertos. Y su equipo reaccionó.

Dos triples seguidos de Fede Van Lacke y Kenny Chery devolvieron a Estudiantes a la cruda realidad y dieron la segunda victoria consecutiva a Gipuzkoa Basket. Los aros se abrieron para los dos equipos en un último cuarto intrascendente de un partido que duró cinco minutos.

El Gipuzkoa (2-1) se asoma a la parte noble de la clasificación mientras que Movistar Estudiantes (0-2) no se mete en descenso porque tiene un partido menos que los equipos de la zona más baja de la tabla.