Corría el verano de 1988 cuando Fotis Katsikaris, jugador del Iraklio Creta en la Segunda División griega, ponía fin a su carrera como jugador con tan solo 29 años tras una lesión de rodilla. No fue una decisión difícil ya que el base, apasionado de la táctica, había decidido convertirse en entrenador años atrás, cuando estaba a las órdenes de Kresimir Cosic en el AEK de Atenas. Fue ese mismo club en el que comenzó su carrera como entrenador asistente de Dušan Ivković aquel año, y posteriormente de Dragan Šakota. En ese mismo banquillo tuvo en 2003 su primera oportunidad como entrenador principal. El proyecto no duró mucho tiempo ya que las malas relaciones con la directiva le llevaron a dimitir el verano de 2005 con un año de contrato por delante todavía.

Sin embargo, poco tiempo después llamó a su puerta el Dynamo de San Petesburgo, un equipo fundado la campaña anterior y con una gran ambición por triunfar. La apuesta personal de Fotis es grande ya que se muda por primera vez fuera de su país llevando consigo a toda su familia. La temporada es buena, acabando segundos en la Liga rusa y llegando a la Final Four de la ya extinta Copa ULEB. Pese a los buenos resultados el club se disuelve ese mismo verano tras entrar en bancarrota, dejando atrás deudas millonarias con los jugadores y obligando a Katsikaris a volver a coger las maletas, esta vez hasta Valencia.

Tras dos años sin entrar en playoffs, la directiva taronja confiaba en el entrenador griego para devolver al club a la élite del baloncesto nacional, objetivo que cumplió en sus dos temporadas e incluso logrando una clasificación para Copa del Rey y la vuelta a la Eurocup. Tras renovar en verano, los malos resultados le costaban una pronta destitución en noviembre de 2008, dejando en su currículo 45 triunfos y 31 derrotas en 76 encuentros dirigidos en la Liga ACB. Tras un tiempo sin equipo, la nueva aventura le lleva de vuelta a casa, al Alis Salónica griego. Pese al problema de quedarse sin equipo en una época en la que no abundan vacantes y lo ilusionante del proyecto, es el propio Fotis quien decide cortar con el club por los malos resultados y la falta de química con la plantilla a principios de 2010, ya que se consideraba a él mismo como el principal obstáculo que impedía avanzar al equipo. El destino le recompensó esa decisión ya que cuatro días más tarde recibió la llamada de Bilbao Basket.

El "efecto Miribilla", los mejores años

Txus Vidorreta ofrecía al club la dimisión tras nueve temporadas a los mandos y dejaba al equipo en descenso con un balance de cuatro victorias y trece derrotas. Fotis logró cambiar la dinámica de un grupo herido que sumó ocho triunfos consecutivos y se quedó finalmente a uno de entrar en puestos de playoffs. La temporada siguiente comenzaba con críticas hacia el técnico por prescindir del base Javi Salgado, capitán con casi una década de historia en el club. Pese a todo, la clasificación copera se logra fácilmente y terminaron la temporada regular en sexta posición, enfrentándose con Valencia. La desventaja de campo no perjudica a los de Fotis que cierran 2-0 la eliminatoria en Bilbao ayudados del “efecto Miribilla”, la gran conexión con la afición local. En semifinales vencen 3-1 a todo un Real Madrid, logrando un pase a la final de la ACB en la que finalmente caerían derrotados frente al Barcelona. Cerraban así la mejor temporada de la historia del club con un billete a la máxima competición europea, la Euroliga.

La temporada comenzó con actuaciones discretas en la competición doméstica, quedando fuera de la Copa del Rey. Sin embargo, lograron un buen papel en Euroliga, superando a Real Madrid y siendo eliminados en cuartos de final frente al CSKA. Volvieron a terminar sextos en temporada regular, aunque la aventura terminó en primera ronda ante Baskonia. Fotis estaría una temporada más en Miribilla, logrando clasificaciones para Copa y playoffs y un histórico subcampeonato en la Eurocup, pero los problemas económicos del club y una cuantiosa oferta de la Federación rusa en 2013, acaban por desvincular al técnico de Bilbao, con quien tenía un año más de contrato por delante, y lo llevan a los mandos de la selección rusa.

Es aquí donde Fotis vive su peor etapa personal como entrenador. Las malas relaciones con la Federación rusa que por aquel entonces pasaba por un momento turbio le hacen dimitir. Katsikaris es un hombre que valora la honestidad y la confianza por encima de todo y en aquel momento prefirió desechar una gran oportunidad en vez de mirar para otro lado y poner la mano para cobrar.

Murcia, una oportunidad para reivindicarse

Llega entonces un anuncio sorprendente, el fichaje por UCAM Murcia, un equipo históricamente de la parte baja de la tabla que se había quedado a las puertas del playoff la campaña pasada y en constante progreso. La buena relación con el director deportivo Alejandro Gómez fue fundamental en la decisión de Katsikaris que se encontraba dirigiendo a la selección griega en el Mundial de 2014, en el que cayeron en octavos de final. La temporada trascurre con altibajos, pero cinco victorias consecutivas en los últimos partidos de liga regular clasifican a los murcianos para la siguiente ronda en séptima posición, la más alta jamás conseguida, y con el primer balance positivo en su historia, 18-16. En el playoff caen derrotados ante el Real Madrid, dejando una buena imagen en Madrid y logrando la victoria en Murcia, para caer finalmente en el tercer partido. El club hacía números como cada verano y mientras, Katsikaris esperaba en la Summer League con los Indiana Pacers.

Finalmente, la oferta llegó por parte del Lokomotiv Kuban y le llevó de vuelta a Rusia con un contrato de tres años, proyecto efímero que solo duraría hasta noviembre pese a que los resultados no eran del todo malos. Tras el fracaso en Rusia, Fotis volvía a Murcia con su familia la cual seguía viviendo en la capital del Segura. Mientras tanto, el UCAM Murcia comandado por Óscar Quintana no acababa de funcionar y a finales de enero el club hacía oficial su destitución y anunciaba la vuelta de Katsikaris. El griego no pudo hacer gran cosa para salvar la Eurocup, sin embargo, recuperó la buena dinámica entre equipo y afición y peleó por el playoff hasta prácticamente el final. Una victoria en la Fonteta dejaba al UCAM Murcia como noveno y le permitían volver a Europa un año más.

Cuando todo parecía apuntar que aceptaría la oferta de renovación de Murcia, aparecía sobre su mesa la opción del Hapoel Jerusalem, un club ambicioso que aspiraba a jugar Euroliga en pocos años. Dejaba así Murcia por segunda vez para recaer en Israel, donde tampoco ha logrado triunfar y ha sido cesado en este mes de noviembre.

La siguiente parada de Fotis Katsikaris es Tenerife. Tras la desvinculación de Nedad Markovic, Katskaris toma los mandos del conjunto aurinegro, decimosegundo en ACB con un balance de 4-5 y segundo en el grupo de la Basketball Champions League con cinco victorias y solo una derrota. Iberostar es un equipo ya consagrado del que se esperan grandes resultados esta campaña y el griego es un hombre capaz de conseguirlos.

Fotis Katsikaris ha demostrado en sus casi veinte años en los banquillos que valora la confianza y la honradez por encima de todo. Ha dirigido numerosos proyectos ambiciosos a lo largo de su carrera, con diferentes resultados, pero siempre priorizando competitividad y bienestar ante nóminas elevadas. Veremos como le va en su cuarto equipo en un año natural y si es capaz de llevar a Tenerife a donde ya lo hizo con equipos como Bilbao.