Se disiparon las alarmas que encendió anoche Ben Simmons después de tener que verse obligado a retirarse del choque ante los Cavs. El alero australiano cayó sobre su tobillo derecho, y después de participar en unas pocas jugadas más con una sensible cojera, abandonó definitivamente el parqué del Wells Fargo Center.

Aunque no se esperaba nada grave, es cierto que se temía que el candidato a "Rookie del Año" pudiera perderse un par de partidos debido a esta lesión. Nada más lejos de la realidad. Las pruebas de rayos X a las que fue sometido el número 1 del draft de 2016, confirmaron que se trataba simplemente de un esguince leve que le permitirá continuar en la dinámica del grupo y participar en los próximos partidos si el cuerpo técnico lo considera oportuno.

Simmons no estaba teniendo una noche lúcida en el momento de su lesión, puesto que se quedó en unos mediocres diez puntos, ocho rebotes y dos asistencias. No obstante, el '25' de los Sixers suele mejorar en los instantes finales, cuando el duelo se pone caliente, pero en este caso no pudo participar debido a su tobillo maltrecho.

Finalmente parece que Ben Simmons puede respirar tranquilo, ya que sus problemas físicos son cosa del pasado. El oceánico está pudiendo disfrutar del baloncesto en esta temporada y está mostrando unas cualidades propias de un jugador destinado a dominar la NBA en la próxima década.

De hecho, el jugador más dominante de la actualidad, LeBron James, se deshizo en elogios con el rookie: "Estoy agradecido de que un chico tan talentoso como él me vea como un mentor, un hermano mayor. Estaré encantado de serlo tanto tiempo como él me lo permita".

Teniendo la bendición del "rey", no cabe la menor duda de que, estando sano, Simmons será uno de esos jugadores que mantendrá a toda una próxima generación pegada al televisor durante las madrugadas NBA.